CAPÍTULO 32

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LUCCA ANDREOTTI

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LUCCA ANDREOTTI

Las cosas estaban mucho más tranquilas, aunque todo el caos y la euforia por mi relación con Alexandra seguía bastante latente y francamente tomaría un tiempo que las cosas se estabilizaran por completo; pero justo ahora existía otro tema que requería mi absoluta atención y era algo que me tenía sumamente preocupado.

Mandé a investigar las finanzas de mi padre y contraté a un detective privado para que averiguara todos sus movimientos, porque aun existía la sospecha de si él tomó partido en el intento de secuestro de Daphne, pero hasta el momento la información no era del todo clara y no sabía cómo sentirme al respecto.

¿Me preocupaba que estuviera involucrado? Por supuesto que sí, pero en caso de que lo estuviera, mis acciones serían claras, porque de ninguna forma permitiría que le hiciera daño a Alexandra o a nuestra hija y aunque fuera mi padre, no iba a permitirle ni un ataque más, esa no era una opción; además, si él se había arriesgado a intentar secuestrar a Daphne pese a las advertencias que tanto mi madre como yo hicimos, entonces estaba claro que solo una acción radical lo detendría y francamente estaba dispuesto a todo con tal de proteger a mi familia, aun si eso significaba no volver a tener contacto con mi padre.

- Papá... - escuché a Daphne llamarme desde algún lugar en la casa y de inmediato sonreí

En este tiempo la relación entre mi hija y yo mejoró mucho, tanto que ahora la conexión era palpable y si existía algo que adoraba, era pasar tiempo con ella; me encantaba escucharla reír y ver ese brillo en sus ojos cuando le contaba una historia, me encantaba ver como fruncía el ceño tal y como lo hacía su madre cada vez que algo le molestaba; Daphne era dulce y paciente, era dedicada, disciplinada y exigente, en ocasiones más que cualquier niña o niño de su edad, pero así como podía ser tierna, también era feroz y cuando estaba en desacuerdo, era imponente, directa y eso no dejaba de sorprenderme.

- Papá – repitió Daphne llegando hasta donde me encontraba y al verla mi sonrisa aumentó por la imagen tan tierna ante mis ojos

- ¿Sí pequeña? ¿Pasó algo?

- ¿Dónde está mamá? – preguntó abrazado con fuerza su peluche

- Aun está en el trabajo, pero llegará pronto

- Se está tardando mucho... - respondió frunciendo el ceño y no pude evitar reír

- ¿Qué te parece si mientras la esperamos vemos una película? – sugerí y sus ojos se iluminaron

- ¿Con palomitas?

- ¡Por supuesto! ¡No hay película sin palomitas! – exclamé y ella dio pequeños saltos emocionada

Daphne se fue corriendo para buscar la película que quería ver mientras yo me dirigía a la cocina para pedir que prepararan palomitas y refresco para nosotros; mi hija regresó dando saltos de un lado para otro y sin más tiempo que perder coloqué la película ganándome una gran sonrisa de su parte.

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