Capítulo IX

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Al día siguiente, Raoul despierta con la alarma del despertador. Esta mañana nota que está descansado, no sabe si es porque no soñó con él o porque ayer cuando hablaron le dijo que iba a mirar si podía cambiar el vuelo, para ir a Madrid. Tiene claro que cuando sueña con Agoney, se levanta alterado y, para qué va a negarlo, también lo hace excitado.

Coge el teléfono de la mesita, ya que lo había dejado cargando por la noche, y antes de desbloquearlo se frota los ojos y se incorpora un poco en la cama, pero aún sigue apoyado en ella. Vuelve a coger el móvil con la mano para leer el WhatsApp que anoche le mandó Agoney, en el que decía que lo esperaba en la mesa de siempre para tomar un café. No lo puede evitar y se pone nervioso, pero a la vez es como si despertara de repente. Intenta levantarse rápido de la cama pero al tener las piernas enredadas en el nórdico, tropieza y cae de la cama al suelo.

Con más calma se desenreda en el suelo, se levanta y con un sonrisa de felicidad va hasta la ventana para abrirla y dejar aireando la habitación hasta que acabe de desayunar.

Una vez que entra en la ducha lo hace rápido y corriendo, no se entretiene en darse placer como lo tiene hecho alguna que otra vez, aunque después no se pueda mirar ni al espejo por correrse con la imagen de Agoney debajo del agua comiéndole la polla. Ya pasaron semanas desde aquello, pero es que nunca nadie se lo había hecho antes y Raoul está completamente seguro de que con Agoney disfrutaría del sexo más de lo que lo hizo en toda su vida.

Cuando llega a la cocina lo hace con la toalla en la cintura, se calienta el café que le había dejado Miriam antes de irse y después de tomarlo regresa a la habitación. Lo hace con la música sonando a través de los altavoces y es que esa es otra de las manías de Raoul. Aunque no lo parezca necesita la música en su vida. Siempre encuentra alguna frase, alguna estrofa o alguna canción que lo represente.

Hace años cuando conoció a Agoney lo hacia la canción de <<Rayden & Sidecars con Imperdible>>.

"Perdernos solo para reencontrarnos,
Dejar que se vacíe el cargador
Y poder contarlo
Mientras gira el mundo nuestro alrededor sin importarnos.
Podré perder el miedo al miedo"...

Y aunque es una canción de hace años, es ahora cuando a Raoul le gusta el mensaje de la letra de <<Por la boca vive el pez, de Fito y Fitipaldis>>.

"Todo me queda grande
Para no estar contigo
Sabes, quisiera darte
Siempre un poco más de lo que te pido
... Sabes que soñaré
Si no estás, que me despierto contigo
Sabes que quiero más
No sé vivir solo con cinco sentidos
Este mar cada vez guarda más barcos hundidos"

Termina de vestirse entre pensamientos buenos y otros no tan buenos, pero no porque no lo sean, sino porque Raoul no quiere que sean así. Le gustaría que Agoney no sea como aquel chico que conoció años atrás y está seguro de que era un picaflor. Quiere a su lado a un chico con vida, que le enseñé a vivir ya que él cree que perdió años de fiestas y diversión, pero también quiere que tenga planes de futuro, que no se moleste si él tiene que viajar por trabajo, que le haga disfrutar del sexo, que lo bese por las mañanas, por las tardes y por las noches.

-Joder, es que si lo vuelves a besar, si te vuelve a tener entre sus brazos... estás perdido. - Le habla a su reflejo en el espejo de pie que tiene en las puertas del armario de su habitación.

Porque no necesita que nadie se lo diga, él aprendió a leerse a sí mismo y es algo que hace muy bien.

Cuando está preparado y listo para irse a la oficina, lo hace con un cosquilleo en el estómago porque, después de varios días, va a volver a ver a Agoney.

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Esa misma mañana en una de las Islas Canarias Agoney tiene un rebote que no sabe con quién pagarlo. Pensaba que Erick, lo había dejado todo cerrado para irse en el avión que tiene de destino Madrid, pero no es así. Él llegaba con su maleta para pasar el día en la capital hasta el día siguiente, para tomar ese café con Raoul, intentar quedar con él después del trabajo y sobre todo para viajar de vuelta a Tenerife juntos, pero todos esos planes que ayer imaginaba en su cabeza mientras estaba en la cama y mandaba ese mensaje a Raoul, no los va a poder llevar a cabo. Parece que se ha levantado con el pie izquierdo, pues le han cambiado la ruta de viaje debido a una baja de un compañero y solo él puede sustituirlo. Esta vez las escalas no son a la vida de Raoul.

Con EscalasDove le storie prendono vita. Scoprilo ora