Capítulo II

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3 años más tarde

La vida de Agoney no ha cambiado mucho, lo más novedoso que le ha pasado es que ahora le asignaron la ruta Tenerife - Madrid por una temporada larga. Así que volar a la península se ha convertido en una rutina. Durante estos tres años ha llevado a Raoul de un sitio a otro más de una vez, pero si éste hizo como que no lo había visto la primera vez que después de un tiempo volvían a coincidir, él no iba a ser quien estuviera detrás del rubio. Eso sí, para evitar los encontronazos no deseados intentaba no salir de la cabina mientras los pasajeros embarcaban.

Hasta que cierto día cuando todos los pasajeros están en sus asientos y el avión no puede despegar debido a una avería técnica. Es el comandante quien habla por la megafonía, pidiendo tranquilidad a los pasajeros y diciéndoles que en cuanto esté todo resuelto pondrán viajar hacia Madrid. Los auxiliares de vuelo que hay por la cabina les ofrecen agua o una bolsita pequeña de frutos secos, saben lo angustioso que es estar encerrados en un avión y no quieren que lo pasen mal.

-Perdona, ¿puedo ir al servicio? - Pregunta Raoul a una chica uniformada que pasa por su lado.

-Sí, claro. Tiene uno al fondo del pasillo o uno más cerca aquí delante.

-Gracias.

Raoul deja el libro que está leyendo en el asiento una vez que se levanta y, aprovechando que le han asignado uno de los asientos de la parte delantera del avión, decide utilizar ese.

Aunque no lo quiera demostrar, está nervioso. No es que no le gusten los aviones, pero el hecho de saber que no pueden despegar por una avería, le tiene un poco en tensión. Cuando está lavándose las manos y echándose un poco de agua en la nuca para relajarse, siente como intentan abrir la puerta. Así que sin demorar más tiempo allí dentro, se seca las manos en el pantalón vaquero que lleva y quita el cerrojo para poder salir.

-Hola. - Es lo primero que le sale decir en cuanto lo ve, pero enseguida baja la cabeza.

-Hola, Raoul.

Están los dos frente a frente, Raoul todavía en el interior del baño y Agoney pegado a la estructura opuesta.

-Lo siento por... - Raoul no sabe qué decir - pero era mejor así.

-Sí tú crees que era lo mejor, está bien. - Lo mira y ve que sigue con la mirada hacia abajo. -No tienes que darme ninguna explicación.

-Pero tú... - levanta la cabeza. - Tú te portaste muy bien conmigo y yo... - Vuelve a bajar la mirada. - Yo me he comportado como un niño pequeño y giraba la cara para no saludarte.

-Raoul - se toma el atrevimiento de acercar su mano hasta su cara y levantársela.

En ese momento, Raoul se pone más nervioso de lo que estaba cuando lo vio al abrir la puerta porque, después de tanto tiempo, sigue acordándose de su nombre. Aunque es verdad que él tampoco ha podido olvidarse del suyo.

-No te preocupes, tenías tus razones. - Nota como asiente con la cabeza porque aún le está sujetando la cara. -¿Todo bien ahora?

-Sí. - Contesta con la voz un poco ahogada.

-Me alegro, y ¿estás bien?

-En general sí, ahora nervioso, nunca había estado encerrado en un avión.

-Uy, pues no sabes la de cosas que se pueden hacer. - Le quita la mano y se ríe.

Raoul le mira y niega con la cabeza. Desde luego, sigue siendo el mismo que conoció tiempo atrás.

-¿Por qué? - Pregunta Raoul.

-¿Por qué, qué?

-Porque eres así conmigo después de...

Con EscalasWhere stories live. Discover now