Capítulo XIV

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Cuando llegan al edificio, no pueden ni quieren aguantarse más las ganas de tocarse, así que una vez que el portal está abierto, Agoney se da media vuelta y agarra de las caderas a Raoul, atrayéndolo contra él, para comenzar a besarlo. Besos rápidos de labios con labios, no los besos en los que se dedican tiempo en saborear la boca contraria y en conocer que les provoca más. Agoney camina hacia atrás lo que le da tiempo antes de chocar con el primer tramo de escaleras para subir.

-Raoul, como no me dejes dar la vuelta, nos vamos a quedar aquí y me vas a obligar a que te haga todo lo que tengo en mi mente en estas escaleras. - Dice Agoney en un momento donde los besos dejaron de ser en la boca para comenzar a besarlo por el cuello.

-Mmmmm - Responde contra la piel morena.

-¿De verdad quieres que te folle en las escaleras?

-¿Tan malo sería? - Le pregunta Raoul poniéndose de puntillas, haciendo rozar su entrepierna con la contraria.

-Me parece que dejaste de hablar tú y comenzó a hacerlo tu excitación. - Le coge de las mejillas y le besa en la boca. -Un día te prometo que te follaré en unas escaleras, pero hoy no va a ser el día.

-¿Por qué? - Agoney se ríe, porque evidentemente está hablando el cuerpo cachondo de Raoul y no su mente.

-Porque hoy me apetece desnudarte despacio, besar cada rincón de tu cuerpo y sobre todo disfrutarte y hacer que disfrutes. Así que venga, - se acerca para darle un beso pero se aleja, dejándole con las ganas - vamos para casa.

Raoul se deja arrastrar por los brazos de Agoney hasta que está delante de él y poco a poco van subiendo las escaleras. Lleva la erección de Agoney pegada al culo, siente como con cada movimiento se va poniendo más dura, siente también la respiración en su nuca y la boca dándole pequeños mordiscos allí por donde puede.

La puerta de la casa se cierra y Agoney apoya a Raoul en la puerta para atacar su boca. Ya lo pensó alguna vez más, pero lo reafirma con cada beso que le da. Y es que no lo puede evitar, es adicto a esos labios dulces que tanto le gusta saborear y que besan tan jodidamente bien. "Joder, la puta lengua va a hacer que me corra" Piensa mientras imagina la lengua de Raoul que ahora está pidiendo paso en su boca, en otras partes de su cuerpo. Los besos dejaron de ser provocativos y sensuales para ser sexuales. Besos que los están poniendo cachondos y no paran de tocarse.

Agoney sube las manos despacio por encima de la camisa de Raoul y siente como tiene los pezones erectos. En la penumbra de la noche, le mira a los ojos y vuelve a rozarle el pecho con las palmas de las manos a la vez que Raoul abre la boca y jadea. Sigue subiendo en dirección a los hombros deshaciéndose de la chaqueta americana que lleva puesta y dejándola caer al suelo. Raoul mueve la cabeza hasta conseguir besarlo. Y se besan, vaya que si lo hacen, pero las manos de Agoney no paran en ningún momento de desvestirlo y, más pronto que tarde la camisa también acaba en el suelo. Cuando las manos van al botón del pantalón, Raoul las intercepta antes de que consiga desabrochárselo.

-Ahora me toca a mí.

Y llevando las manos a los primeros botones de la parte de arriba de la camisa, comienza a sacarlos del ojal uno a uno, sin quitar la vista de la piel que comienza a ver cuándo la camisa comienza a abrirse. Siente la respiración de Agoney en su cara, ve como su pecho aumenta la frecuencia de la respiración y ese sube y baja cada vez es más continuo.

-Raoul. - Le coge de las muñecas antes de que continúe. -Me vas a matar.

-Esa es la intención, Agoney. - Se deshace del agarre y vuelve a la tarea. -Después esconderé tu cuerpo para que nadie lo encuentre.

-Eres perverso.

-Puedo serlo más, así que lo mejor es que - le mira y llevando los dedos a sus labios se los presiona. -Estés calladito.

Con EscalasOnde histórias criam vida. Descubra agora