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Al día siguiente y cómo Clare había prometido, se había montado en su lujoso Jeep para ir a playa junto con Adhara. No sin antes haber pasado a casa de sus padre, ducharse con la excusa de que se le había mojado su blusa con juego (ella misma se había manchado a propósito), todo para tener la oportunidad de bañarse y ponerse ropa que tenía ahí. Lo hacía para borrar el olor de Bella, todavía se supone que estaba en Brasil y ni Seth, ni nadie podía saberlo. Incluso cambió la ropa de Adhara con la excusa de que por abrigarla mucho había hecho que su espalda sudara.

Todo ya listo, se despidió de sus padres y volvió rumbo a su destino.

—Matemáticas, ocho; literatura, nueve y un diez en química. Esas fueron las condiciones de mi madre para comprarme una consola— contaba el chico de piel cobriza revolviendo el agua con la arena para que se formará una textura un poco más moldeable.

—Bueno, vas a necesitar un milagro en química— se mofó Clare ayudando del otro lado rellenando con esa arena mojada un balde para darlo vuelta formando una torre.

—Soy bueno. El año pasado...

—¡Un cangrejo!— el chillido de Adhara los hizo mirar rápidamente en su dirección, sujetaba con su pequeña mano algo que la tenía saltando de un pie en otro con emoción—¡Un cangrejo, mami! ¡Le falta una patita!

La vampira arrugó su nariz, el aroma del decapodo no era agradable para su agudo olfato.

—Muy bien, Addy. Deja que vuelva al agua.

Pero la niña hizo lo contrario y se acercó aún con el pequeño animal que no era más grande que dos tapas de botella y de un oscuro tono marrón.

—¿Y si se lo llevamos al abuelo para que le haga una operación?— preguntó de forma inocente que hizo a Seth reír por lo bajó.

—No creó que Carlisle sea experto en operar crustáceos, querida.

—Bueno— dijo mirando con lástima el pequeño cangrejo que tenía sujeto de una de sus pinzas caminado de vuelta a la orilla de la playa—. Adiós, Bob Esponja— la oyeron decir cuando lo había depositado en la arena para que el animalito se alejara caminando de lado con una patita faltante.

Convivieron haciendo castillos de arena por un buen rato, Clare les había llevado unos aperitivos como fruta picada y sándwich. Uno para su hija y dos para el adolescente lobuno quienes se los devoraron en poco tiempo para comenzar a jugar a la pelota entre los tres.

Fue un día alegre, incluso cuando Adhara se había dormido apoyada en Clare. Los tres sentados sobre una manta disfrutando la puesta de sol.

La castaña rojiza podía sentir un poco de paz, la situación con Bella le preocupaba en todo momento y ahora recién había podido despejar su mente. Incluso se había olvidado del enfado de Edward con ella.

B R E A T H-Jasper HaleWhere stories live. Discover now