Epílogo

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La suave música y los sollozos mal contenidos de algunos invitados se escuchan lejanos cuando su atención estaba puesta completamente sobre aquel hermoso ser de luz.

Verlo caminar lentamente hacia él provocaba mil sentimientos en su pobre corazón, ¡Su prometido era el ser más precioso que haya pisado el planeta! Aunque claro, en unos minutos dejaría de ser su prometido.

—Cuídalo mucho hijo.—Susurro su madre entregándole al omega cuando llegaron hasta el final del altar.

Asintió y cuando por fin tuvo a Jimin frente a él sintió su corazón detenerse, las palabras no le alcanzaban para describir cuán bello era su omega.

—Hola...—Musitó sonrojado.—Te ves hermoso.

—No más que tú, cuando te ví caminar por ese pasillo creí que estaba en presencia de un verdadero ángel.—Susurro tomando con delicadeza la mano de su pareja.

El omega se sonrojo y sonrió en grande dejando ver esas bellas medialunas que el pelinegro tanto amaba. El oficiante comenzó con la ceremonia dando su habitual discurso, mientras tanto los prometidos no se sacaban los ojos de encima.

Se sentían hipnotizados con el otro, tanto que ni siquiera se dieron cuenta cuando el juez se dirigió a ellos directamente.

—D-disculpe ¿Podría repetir la pregunta?—Se sonrojó hasta el cuello provocando risas entre los invitados.

—No se preocupe.—Dijo el alfa con una sonrisa.—Jeon Jungkook ¿Acepta a Park Jimin cómo su futuro esposo para amarlo, respetarlo y protegerlo, en la salud y la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza hasta que la muerte los separe?

Observo a su omega y soltó un suspiro típico de un colegial enamorado, ni siquiera era necesaria la pregunta cuando su respuesta era más que clara.

—Acepto.

—Park Jimin ¿Acepta a Jeon Jungkook cómo su futuro esposo para amarlo, respetarlo y protegerlo, en la salud y la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza hasta que la muerte los separe?

—Acepto.—Contesto sin dudar y sintiendo sus ojos picar.

Todos sonrieron y observaron con ternura al pequeño niño que cargaba en sus manos un cojín con los anillos. Jeonmin llegó al altar y alzo la almohadilla para que sus padres tomarán las alianzas, estos rieron e intercambiaron sus anillos con algunas lágrimas escapando de sus ojos.

—Gracias al poder conferido a mi por las leyes de nuestro país. Los declaro esposos, pueden besarse.—Finalizó la ceremonia con una gran sonrisa, le encantaba su trabajo.

Jungkook sostuvo con sus manos la cintura de su ahora esposo y sin esperar más junto sus labios en un anhelado beso. Un mar de sensaciones se desataron cuando sus lenguas se encontraron, fueron roces lentos y suaves, incluso un poco tímidos pero disfrutaron gratamente del contacto guardando el recuerdo en sus corazones.

Los aplausos de los invitados los saco de su burbuja, sonrieron avergonzados y recibieron con felicidad las felicitaciones de todos.

—¿Ya vieron el pastel? ¡Tiene tres pisos!—Dijo el pequeño mirando a sus padres con brillos en los ojos.

—Claro y en un rato podrás comer todo el pastel que quieras.—Sonrió el omega peinando en rebelde cabello de su hijo.

—¡Mi bebé se acaba de casar!—Lloriqueo SeoYoon abrazando a su hijo y a su yerno.—Estoy tan feliz y orgulloso de ti cachorro.

—Ya no soy un cachorro papá—Se quejo con los ojos cristalizados.

—Sabes perfectamente que siempre nuestro cachorro cielo.—Dijo la alfa abrazando a su hijo.—Felicidades a ambos, esperaron mucho por este momento y ahora que al fin llegó disfrútenlo.

¡Tu eres mi papá omega! • KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora