Si, acepto.💫

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Después de su graduación Ereudice se centró en su vida, había tenido más diferencias con Cristian y a raíz de eso habían dejado su relación en puntos suspensivos, pues ambos sabían que no era el final.

Habían pasado tres años desde lo sucedido y en esos tres años no había visto al italiano, al menos no hasta ese día tras recibir esa triste llamada... Daniel había enfermado de gravedad y tenía cuando menos un solo año de vida.

-¿Estás seguro que quieres hacer esto? -preguntó Ereudice entregandole a Daniel un vaso con agua, el chico lo recibió con su mano temblorosa.
-Debo hacerlo, Diss...ya no puedo ocultarles esto, menos a ellos que siempre estuvieron para mí -nego el chico tosiendo un poco. Estaba pálido y con las ojeras marcadas, llevaba una gorra de beisbol color negra.
-M-me duele verte así -admitió Ereudice con un nudo en la garganta-. Lo siento, prometí no llorar pero es que no puedo, Dany...no puedo creer que tú estés pasando por todo esto...

Daniel se levantó como pudo, estaba incluso más delgado que antes, parecía que el viento se lo llevaría como una hoja de otoño. Abrazo a su amiga y le permitió llorar sobre su hombro, derramando lágrimas silenciosas con ella. Daniel también lo lamentaba.

-Me gustaría poder tener más tiempo...-exclamó apenas con un deje de voz y Ereudice se separó para tomarlo por los hombros.
-Debes estar, se que estarás de alguna forma lo sé, tú...tu no te puedes ir -negó con la cabeza sollozando sobre el pecho de su amigo-. Dany...¿Por qué tú?
-No lo sé, linda, pero...

En ese momento tocaron la puerta de la casa de Ereudice, ambos secarón sus lagrimas y la castaña de inmediato ayudo a cubrir con maquillaje las ojeras de Daniel y a aplicando algo de color para disimular lo palido. El chico tomó una gran bocanada de aire sujetando las manos de su amiga quien le daba todos los ánimos posible.

-¿Listo? -preguntó Ereudice y Daniel asintió. Fue a abrir la puerta y al hacerlo se llevó una sorpresa que la dejo sin palabras.

Del otro lado de la puerta estaba Cristian D'Angelo, su cabello bien peinado, con un traje color gris, su complexión había cambiado y se notaba a simple vista que había estado haciendo algún ejercicio pues sus brazos se notaban más grandes, su rostro tenía facciones bien marcadas que le daban un aspecto más atractivo, su sonrisa seguía siendo blanca y perfecta, además de que sus ojos destellaban un brillo muy distinto (cosa que la castaña no noto) El corazón de la chica latió desbocado, sus mariposas volvieron a sentirse revolotear en su estómago después de mucho tiempo. No esperó verlo a él primero, pues se encontraba en Italia.

-Cristian...
-¿Puedo pasar? -preguntó con una leve sonrisa a él también le había dado gusto verla aunque no lo mostrara. Su corazón seguía gritando su nombre y solo aquellos recuerdos juntos fue el impulso para volver.
-Si, lo siento, pasa -se hizo a un lado dejando al italiano entrar quien fue directo a saludar a Daniel.
-Que gusto verte, amigo -dijo Cristian con sinceridad abrazando el frágil cuerpo de Daniel.
-Lo mismo digo Cris -disimuló el dolor de aquel abrazo con una sonrisa.

Cristian notó algo diferente en Daniel, lo analizó perfectamente pero no logró descifrar lo que pudiera ser. La puerta se abrió de nuevo y esta vez entraron Delaney y Dalia que abrazaron gustosas al italiano, aquel recibimiento fue bastante grato para Cristian pues también las había extrañado. Luego de unos minutos llegaron Theo y Gianna, solo faltaba Enrique a quien Daniel esperaba con más ansias que antes, se notaba cada vez que volteaba a ver a la puerta principal esperando que se abriera y dejara ver al brasileño.

-Ya no debe tardar -dijo Delaney aceptando la limonada que Ereudice preparó, Daniel la miró con desconcierto-. No te hagas, se que esperas a Enrique.
-No, no, yo solo...bueno, creí que había vuelto de Brasil -aclaró la garganta Daniel.
-Sí, volvió hace dos días. Ya no debe tardar -agregó Ereudice guiñandole un ojo a su amigo y sentándose junto de él para cuando diese la noticia ser su apoyo.
-¿Y cómo va la adopción? -preguntó Gianna de repente mirando a la pareja de chicas.
-Aun estamos en trámite pero...-Dalia sonrió ampliamente-. Los pequeños que pensamos adoptar son simplemente maravillosos y creó que les agradamos.
-Eso es hermoso chicas, ojalá todo salga a su favor -dijo con sinceridad Ereudice quien vió el rabillo del ojo que el italiano no dejaba de verla como si algo quisiera decirle.

My Universe.💫Where stories live. Discover now