:¨·.·¨: ૮₍ ' ꒳ '₎ა 𝗹! 可爱 ♡ °·.·° ⸝⸝ '' stay soft. it looks beautiful on you.'' ♡
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Te agachaste para tocar el suelo. El sol iluminaba generosamente el paisaje, sin llegar a llenarlo de calor. El ambiente era fresco. Ahora mismo te encontrabas investigando una zona que podría haber formado parte de una escena criminal.
Unos metros más allá, estaba tu compañero, Heizou. Habíais comenzado a trabajar juntos desde hacía unas semanas.
Alzaste la vista para dirigirla a él. Incluso manchado de tierra, rasguñado por arbustos de espino, estaba lindo. Su mirada verde viajaba por unas rocas, buscando evidencia.
── _____, ¿ves algo? ── Preguntó al notar tu mirada de reojo, ni siquiera tuvo la necesidad de dejar de lado a las rocas sospechosas.
── No, no, aún no... ── La vergüenza llenaba tu ser. Era fácil que te pillara mirándole. Te regañaste mentalmente por dejarte llevar.
── Busquemos un poco más.
Sin responder, volviste a mirar la tierra, palpándola con delicadeza por miedo a alterar alguna evidencia.
── Heizou, aquí.
Con interés, el detective se colocó de cuclillas a tu lado y observó tus manos.
── La tierra, está más húmeda aquí. ── Informaste mientras el suelo se hundía levemente bajo la presión de tus dedos.
── Tienes razón. ── Heizou miró alrededor. Ningún lago, riachuelo, o montaña que pudiese humedecer el terreno. ── Buena chica, _____. Saca una foto y apunta detrás hora y lugar.
Ignorando aquel 'buena chica', tomaste tu Daguerrotipo y momificaste la prueba.
Con tus dedos, continuaste trazando un camino, que seguía la humedad del suelo, hasta que de repente...
Miraste hacia arriba repentinamente, por el fuerte sonido de un trueno. Ni siquiera habías visto el rayo. El cielo pronto se llenó de torbellinos oscuros, que resplandecían electricidad con furia.
── _____, ¡vámonos! ── Ordenó Heizou tomando tu antebrazo y levantándote del suelo.
── Pero...las pruebas.
── A quién le importan las pruebas cuando existe la posibilidad de que te caiga un rayo encima, vamos ____.
Tomó tu mano y echasteis a correr mientras la lluvia comenzaba a caer de forma repentina, y extremadamente fuerte. En pocos minutos, apenas se podía ver a cuatro metros de distancia, lo único que os ayudaba a ubicaros eran las luces de Inazuma y los gritos de la gente que corría de un lado a otro, cerrando sus tiendas, ayudando a señores mayores a llegar a sus viviendas y cogiendo en brazos a sus hijos para refugiarse.
