Capítulo IX

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Cuando llegó el día del aniversario de la muerte de Konrad, la casa se sentía extraña. El desayuno fue en silencio, habían bestias que prefirieron quedarse en sus habitaciones hasta el mediodía y otras solo se fueron a hacer sus actividades diarias con un aire de tristeza.

-¿Cómo va tu jardín? -Preguntó Thomas mientras entrenaba conmigo a un par de metros sentado en una colcha.

-Casi todas las flores florecieron y... realmente no sé qué hacer con ellas. No pensé a futuro.

-Podrías venderlas en el mercado.

-Creo que sería muy fácil que me roben o me estafen. Realmente no sé nada del mundo.

-Entiendo -le dio un golpe al saco -. Quizás las puedas distribuir por los alrededores de la casa. Aquí tienes mucho espacio. Konrad hacía eso -una sonrisa triste se apoderó de su rostro.

-Thomas, ¿cómo era él? He oído cosas sobre Konrad, pero nada de cómo era.

-Bueno, Konrad era un buen chico. Le gustaba mucho la botánica y ensuciarse de tierra hasta los codos. Siempre era alegre a pesar de su pasado. Siempre trataba de hacer a todos felices. Y siempre buscaba la forma de ayudarnos.

-Ya veo -comencé a jugar con mis pulgares y Thomas rió por lo bajo.

-¿Quieres saber cuál era su relación con Moly? -mi expresión solo hizo que Thomas riera más -. Tú crees que nadie lo nota, pero yo sí me di cuenta de que te pones nervioso cuando está cerca de ti. Es natural, en buena parte somos animales.

-Apenas hemos hablado...

-Y no tiene importancia. A ti te gusta Moly y ella apenas le importa tu existencia. Es parte de este juego, Rex. Los machos nos embobamos y las hembras nos ignoran hasta que hacemos algo que les guste -volví a sentir el calor en mi rostro -. En fin, Konrad y Moly eran los mejores amigos en este lugar. Él ya estaba aquí cuando Moly llegó hace seis años, le dio su apoyo cuando solo era una loba llorona y cobarde. Ambos entrenaban conmigo hasta que se sintieron fuertes. Ambos salieron juntos a lugares cercanos para perderle el miedo al exterior -rió por lo bajo -. Nunca olvidaré las veces que tuve que sacarlos de una celda por meterce en problemas. Pero siempre estaban juntos para todo. Más que amigos, eran compañeros. Se amaban el uno al otro aunque nunca lo admitieran ante los demás.

-Entiendo...

-Cuando Konrad murió, Moly estuvo encerrada por semanas en su habitación. No quería estar ni hablar con nadie, se rehusaba a comer... -acabó sentándose junto a mí en la colcha -. A pesar de que todos estaban preocupados, preferían darle su espacio. Pero yo no quería seguir viendo como se echaba a morir lentamente. Vi morir a Konrad sin poder hacer nada, no iba a ver morir a Moly sabiendo que podía evitarlo. Así que solo entré en su habitación sin permiso y... lo que vi me hizo llorar como un cachorro. Delgada, su pelaje irsuto, débil. Se estaba matando de hambre a propósito.

-¿Cómo la ayudaste?

-Ese día le dije "¿crees que Konrad estaría feliz de verte así? ¿Dejando todo atrás para ir con él? ¿Crees que Konrad se sentirá feliz de que acabes con tu propia vida como si aquí no hubiera nadie que te quiera? Aquí hay muchos que te quieren. Emily, los niños, el viejo Khon, quienes conociste en tus viajes... yo también te quiero, loba tonta" -Pude notar el nudo en su garganta -. Luego de eso la saqué de la habitación y la sumergí en el agua de la bañera para que se aseara. Me encargué de limpiar bien su cuerpo y se dejanda presentable. Quizás fui rudo y un poco insensible, pero gracias a eso está viva aun.

-Cuando la conocí, creí que no se llevaban bien.

-Es parte de cómo nos tratamos, pero no es en malos terminos.

La Casa De Las Bestias Where stories live. Discover now