Capítulo X

36 4 0
                                    

Los siguientes días después de la cena, todo se mantuvo relativamente normal hasta que el ambiente de la casa se volvió oscurecer. Fue una semana después.

Justo ese día había ido a saludar al anciano Khon. Había pasado tiempo desde la última vez que lo había visitado.

—Te noto diferente, muchacho.

—¿Diferente?

—Cada día me hago más viejo, y tú cada día estás más... algo

—No comprendo lo que me quiere decir.

—¿Sabes? Desde que llegó, Moly no ha dejado de hablar de ti ni de hacer preguntas. Cada tarde viene a visitarme y me dice algo nuevo sobre ti.

—¿En serio? Debo caerle terriblemente mal...

—¿Por qué lo crees?

—Yo... supongo que no le agrado realmente por...

—¿Su forma de ser? —rio por lo bajo —. No te dejes llevar por las apariencias, muchacho. Estoy seguro de que todo lo que has visto ahora es solo su coraza.

—¿Coraza?

—Perder a Konrad le afectó más de lo que creímos. De no ser por Thomas, ella habría tenido el mismo destino.

—Sí, Thomas me habló de eso. Dijo que había estado muy mal.

—Moly no solía ser así de seria, ni fuerte. Antes casi todo la hacía llorar, le gustaba bailar y cantar cada vez que se podía, odiaba las discusiones y los enfrentamientos...

—Perder a Konrad la volvió dura.

—Exactamente.

—Abuelo, ¿tienes...?

La entrada de Moly nos sorprendió a ambos. Y por lo visto, ella se sorprendió de vernos a ambos en la habitación.

—Acércate, querida. ¿Qué querías preguntar?

—Descuida, volveré más...

—No te preocupes, de todos modos tenía cosas que hacer. Nos vemos más tarde anciano.

—Nos vemos.

Pasé junto a Moly antes de salir de la habitación. Compartimos miradas silenciosas por unos dos o tres segundos y salí del lugar sin decir absolutamente nada. Solo esperaba que no escuchara el latir de mi corazón.

"Basta, basta, ¡basta! No puedes pensar en eso ahora".

Decidí volver a mi habitación y dormir una siesta. Estaba cansado sin saber porqué.

No había tocado el contenido de la caja desde el día en el que Moly la abrió por accidente. Realmente tenía muchas preguntas, pero tenía miedo de encontrar respuestas. Así que la dejé en lo alto, en donde no ocurriera otro accidente, y en dónde no tuviera que volver a recordar que existía.

"No eres nada más que una mascota"

Ahí estaba otra vez, la misma pesadilla de siempre.

"¡Eres un inútil!"

"¡Eres débil!"

Al principio despertaba asustado, pensando en que todo había sido real y me tocada el cuerpo entero buscando alguna herida. Pero luego me daba cuenta de que no había pasado nada, que el hombre había muerto y que ya nada me ataba a él.

Ahora era libre de hacer lo que quisiera con mi vida. Solo me faltaba tener valor de hacer las cosas.

Cuando desperté, un extraño olor llegó a mí. Suena raro decir que olía a trsiteza, pero sí, no tenía una mejor forma de describirlo. Olía a tristeza y provenía de una de las habitaciones cercanas a la mía.

La Casa De Las Bestias Where stories live. Discover now