Capitulo 18: "Ardida"

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Micaela Stevens

Que rico es vivir en el paraíso! En este preciso instante me encuentro en una especie de posa de agua dulce en el medio de la isla, hay una pequeña cascada, de unos diez metros de alto, de dónde justo ahora está apunto de lanzarse Baltazar.

En mi mano tengo una piña colada y estoy sumergida en el agua a medio cuerpo, bebiendo y viendo a mi esposo hacer acrobacias. Mi esposo! Jamás pensé que a mis dieciocho años diría eso.

Se lanza dando cinco perfectos giros en el aire y entra al agua con un perfecto clavado.

Aplaudo como foca drogada — Si!!! — aparece a mi lado dándome un sonrisa, ya no muestra su rostro serio y amargado, ahora el pequeño hoyuelo de su mejilla está casi siempre a la vista.

— Vamos! Te toca — me da un beso y luego toma de la bebida que tiene en su cooler, creo que es whisky.

— Uy no... Con lo torpe que soy caigo y termino con el cuello roto, prepárame otra piña colada mejor — lo abrazo y beso la nariz, últimamente he notado que le gustan mucho los mimos.

— Llevas como ocho, te vas a embriagar — acaricia mi mejilla, aprovecho sus momentos dulces al máximo porque cuando me toca en el sexo se olvida de eso y exprime en mi pequeño cuerpo su lado salvaje. Siento que se le olvida que soy humana.

— Uh! Ya es tarde para eso — Digo en su oído, no hace falta que me frote mucho para que se prenda, seis días de sexo desenfrenado han hecho que me acostumbre a quererlo dentro de mi.

No hay lugar de la casa en el que no me haya empotrado, además de ciertos lugares de la isla, y cuando me gira poniéndome de cara contra la roca, ya se que está lugar también quedará bautizado.

Por la reina luna! Estoy tan sensible allá abajo que no necesito mucho para venirme, en lo que el se toma para llegar, yo me vengo unas deliciosas tres veces. Si... Descubrí que soy multiorgásmica y eso a él le encanta.

Me besa y de un salto estamos afuera, con mis piernas abrazadas a su cintura, la parte de abajo del traje de baño flota roto en la posa — Has dañado cada ropa interior que he usado, ya casi ni quedan.

— Te dije que te quería sin eso, no te hace falta.

Me baja para guardar las cosas en el bolso deportivo en el que guardamos la cosas, me coloco el pequeño short de jean, tambaleandome un poco, se coloca el morral en la espalda y me carga para llevarme, amarrada como mono en su pecho, sus manos dentro de short tocando de lleno mis glúteos desnudos.

Es bastante fuerte y rápido y no nos tomamos mucho en llegar a la casa.

— Quiero más piña colada, ¿Que vamos a cenar? — me sienta en la isla de la cocina y me complace en lo que pido.

— ¿Que te provoca? — me tiende la piña colada y le lanzó un beso, pero no es suficiente, viene por uno que se vuelve intenso rápidamente.

— Lo que sea, puedo ayudarte.

Preparamos unos hot dog que comemos en la terraza en dónde vemos el atardecer. Me duermo encima de el y de hecho amanecemos ahí dormidos abrazados sobre la tumbona.

Baltazar Licaón

Me siento completo, jamás en mi vida pensé que me sentiría así y menos que una humana ser la que me esté dando está sensación de plenitud.

— ¿Te está incómodando tu nueva adquisición? — Su pregunta me hace girar los ojos, y le sonrió.

— Ni me acordaba de eso, tonta — me acomodo el miembro, la única manera de que aceptará colocarse los piercings fue que yo también me colocará uno.

LYCANS (+18) Completa Where stories live. Discover now