10| Narrador Omnicente

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Narrador Omnicente

Desde hace un tiempo atrás se pauto la regla dé qué ningún humano puede saber él secreto qué hay detrás de los bosques, de todo el mundo. Nadie sabe, sólo hablan por si solas las desapariciones en sus alrededores. Niños, jóvenes, ancianos nadie sabe nada y nunca sé encuentran sus cuerpos.

Se rumora qué utilizan los cuerpos para sacrificios a los dioses, yá qué era unas de las tantas hipótesis que los mismos habitantes sé hacían.

Pero la verdad detrás de todo eso era qué había personas más hábiles qué ellos y dé un orígen sobre natural. Una raza distinta y que el bosque era uno dé sus hogares dónde podían saciar sus demonios y sus necesidades naturales. Vampiros, hadas, lobos, demonios, duendes, brujas, ninfas, sirenas, todo aquello contando en las historietas y películas dé miedo si existían.

Siempre existieron por algo es qué fueron creadas sus películas que netamente eran sus historias plasmadas en ella. ¿No? Después dé todo toda esa información qué había en ellas si era cierta, lo vampiros se alimentaban dé sangré humana, las hadas eran hermosas y vengativas. Las brujas hábiles por naturaleza, los lobos eran seres bestiales condenados a cada luna luna llena perder el control de sus cuerpos y de su lobo. Todo aquello sí existía y por orden natural la humanidad no podía saber dé la existencia dé seres superiores a ellos.

—¡Piedad, pie..dad!—el golpe secó qué emitió su cráneo la dejó chillando dé dolor

El dolor la hizo callar, pero aún sin embargo emitía quejidos por el líquido tibio qué escurría de la parte trasera dé su cabello. Sentía la piel débil por las manos dé su asesinó cuándo la tomó, y debido a su indiscreción no le hizo caso a su madre y salió en la noche a trotar cerca dé el bosque sabiendo las consecuencias qué últimamente la policía se encontraba en el bosque en la búsqueda exhaustiva dé adolescentes perdidos que en la estación policíal.

Ahora ella sería una dé el montón y sabría quien era qué asesinaba a ésas pobres almas. Y también sería una de ellas.

Maldice la hora en qué cruzó su puerta omitiendo las advertencias dé su madre ya no regresará a casa. Élla no hizo nada malo sólo fué a trotar en las afueras dé la ciudad cerca dé el bosque pero nisiquiera lo cruzó ella sabía qué no merecía morir dé una forma así.

Sólo había visto la figura dé un chico saltar entré las tiendas cercanas dé el bosque, ella se había sorprendido al ver que una persona era capaz de saltar a esos metros tan largos de distancia y aterrizar completamente bien. Quiso atribuirle esa agilidad a él parkour pero élla sabía que nisiquiera ése deporte era de darle las capacidades qué fue capaz dé hacer ése chico.

Ella vió cómo en un acto dé violencia le lanzó un puñetazo a una lámina dé hierro de una dé las tiendas. Eso sí no lo haría nadie en su sano juicio.

Quiso retroceder y desviar su camino porque algo le decía que no tenía qué haber era visto lo qué vió. Cuándo se hiba a dará la vuelta sintió un pecho duró y frío atrás suyo y vio que era el mismo chico que estaba viendo.

Quiso ahogar un gritó por ver esos colmillos que le parecieron muy parecido a las películas dé vampiros qué veía con sus mejores amigas cuando sintió una bofetada, que la hizo ver oscuridad.

El chico de cabello castaño la llevo a los extremos dé el bosque cuándo despertó ella estaba sobre él respaldo dé un tronco y con los labios fríos de ese chico sobre su cuello. Repartía pequeños besos con desesperó ella sólo escuchaba el sonido de los animales dé el bosque y, quiso apartarlo pero nada funcionaba.

Poseía una fuerza descomunal, qué la hizo golpearse contra el tronco dejando su cabeza adolorida.

Quiso qué el chico la matara rápido pero lo qué hiba hacer la hizo cerrar los ojos. Vio cómo se levantó y empezaba a bajar su bragueta dé el pantalón. No estaba nada mal, sí el chico no la hubiese tomado dé esa forma talvez, si se hubiesen conocido dé una forma distinta ella hubiese aceptado salir con el. Pero no le agradaba lo qué quería hacerle.

Trihibrida |EN PROCESO|Where stories live. Discover now