¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Contenido smut. Si no quieres leerlo salta hasta el otro separador
★━━━━━━━━━━━━━━━━━━━━★
El canto de las aves y la calidez de la mañana obligó a la castaña a abrir lentamente sus ojos, para su sorpresa su esposo se encontraba en un lugar de la habitación dando pinceladas silenciosas totalmente concentrado en un lienzo.
—Despertaste temprano—Dijo con voz adormilada. Enrolló un poco más la sabana a su cuerpo para poder observarlo mejor. Sin duda el aspecto recién levantado le favorecía demasiado al castaño y más su ceño fruncido al estar haciendo lo que le gusta—. Después de esta noche esperaba que durmieras más.
—Si bueno, el sol de la mañana ofrece la mejor luz—Declaró sin levantar la vista—. No te muevas—Ordenó señalándola con el pequeño pincel—. Ya casi termino.
—Hace un tiempo era tímida cuando estaba desnuda—Adhara soltó una risita baja complacida acomodándose mejor.
—Entonces puedes creer que has mejorado—Felicitó Benedict dejando la pintura de sus manos a un lado—. La modestia es para los que no tienen nada que ofrecer—Bromeó. Aunque por dentro sabía que los atributos de la castaña eran únicos y lo hacían enamorarse cada día más de ella.
Adhara se levantó de la cama sin quitarle la mirada recogiendo levemente la sabana que la cubría. Se acercó lentamente a él meneando sus caderas seductoramente. Benedict aprovechó y le dio vuelta al lienzo sin dejarla observar.
—¿Lo puedo ver? —Cuestionó en voz baja cuando estuvo cerca.
—Me parece que no cariño. La pintura es un obsequio.
Benedict tomó las mano de su esposa en las suyas para acercarla aún más y las puso sobre sus hombros. Sus narices rozaban sin que ninguno despegara la mirada del otro.
—Pronto tendrás que mostrármela—Susurró.
—Estoy seguro que sí.
Ambos entendieron el doble sentido de sus palabras y no pudieron ocultar sus carcajadas.
—Te amo tanto Benedict—Comentó desabrochando los botones de la camisa del contrario lentamente—. Cada cosa que haces por nosotros es perfecta—Benedict observó las agiles manos de la muchacha con la respiración agitada—. No necesitamos a nadie más para sentir esto que sentimos—Dijo mirándolo directamente a los ojos.
Subió sus manos hasta llegar a sus hombros donde empujo la camisa hacia atrás con fuerza, haciendo que el castaño se apresurara a ayudarla sacando los brazos rápidamente, su respiración era un desastre. Le encantaba cuando ella tomaba el control. La castaña se alejó unos centímetros sin apartar su mirada firme, abriendo los brazos a sus lados dejando caer la sabana que tenía envuelta en su cuerpo. Él la observó unos segundos de arriba abajo con deseo, sus caderas eran más anchas gracias al parto y su busto era del tamaño perfecto ante sus ojos.
