El mirador

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- ¿Qué haces aquí Maddy? ¿qué ha pasado? -habló Eddie con la voz calmada.

Estábamos sentados en su sofá, él me había dejado unos pantalones suyos y me había dado un vaso de agua para que me relajara.

Pero seguía llorando y él no entendía nada.

- Estoy cansada, creo que estoy teniendo visiones y echo de menos a Billy. -resumí entre sollozos.

- ¿Visiones? -preguntó él.

Yo le expliqué las dos veces que había visto el reloj, que Max también lo había escuchado y que solo era capaz de tener pesadillas.

Eddie intentó calmarme como pudo.

- No quiero dormir, Eddie. -le dije levantando por fin la vista y encontrándome con sus ojos, lo miré de forma suplicante.

- Sé lo que acaba de pasar por esa cabecita tuya, pero te repito que no es el momento aunque me muera de ganas de atarte a esa cama y no soltarte en toda la noche. -susurró él con una pequeña sonrisa.

Yo solté una pequeña risa y me limpié las lágrimas.

- Me prometiste que me enseñarías a tocar la guitarra, ¿por qué no empezamos con eso? -le pregunté con una sonrisita.

- No me lo digas dos veces. -y se levantó para ir a buscar su guitarra.

Volvió unos minutos después y se sentó detrás de mi, entregándome su guitarra.

Cogió mis manos y las colocó en sus respectivos sitios, su tacto era suave, como si tuviese miedo de romperme.

Me explicó como iban los acordes y lo que tenía que ir haciendo.

Y después de muchos intentos lo conseguí, hice que la guitarra sonara bien.

- ¡Lo he conseguido! ¿has visto? -le dije ilusionada.

Eddie me miró, yo giré mi cabeza y nos quedamos a centímetros el uno del otro.

Pero el no decía nada, solo me miraba con una sonrisita.

- ¿Qué pasa? -le pregunté sin entender por que no me contestaba.

- ¿Por qué eres así? -preguntó casi en un susurro.

- ¿Así como? -le pregunté yo de vuelta.

Él volvió a estar unos segundos mirándome, analizando mi cara.

- Eres otra persona cuando estás conmigo, eres tú misma, ¿por qué te escondes debajo de toda esa maldad con los demás? -dijo y fui yo la que se quedó sin palabras.

- Yo no me escondo.. -susurré casi más para mí misma.

- El día que dejes de esconderte, el mundo va a adorarte mucho más de lo que ya lo hacen, Maddy. -dijo y yo me quedé mirándolo.

Tenía razón.

Con él no me escondía, no era necesario hacerlo.

Él hacia que mi cabeza estuviera tranquila.

Y eso me gustaba.

Me gustaba mucho.

- ¿Qué te parece si seguimos perfeccionando esa canción? -preguntó y me dio un pequeño beso en la frente.

Yo asentí y seguimos centrados en la guitarra.

Horas y horas.

Hasta que en algún punto de la madrugada nos dormimos.

Y volví a no tener pesadillas.

Dormí del tirón, con Eddie abrazado a mi sentados en el sofá en alguna postura extraña.

Lovely - Eddie Munson +18Where stories live. Discover now