🍞Día 23: Apoyo🍞

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-...No, espera soldado...—Detuvo el kazajo al saber sus intenciones cuando sus manos bajaron al cierre de su ajustado pantalón—...Aquí no. Nos verán tus padres.

-...Entonces vamos a la habitación...—Lo tomó del elástico del pantalón y lo llevó rumbo a su cuarto. Los mayores ya no estaban por la zona y ellos lo agradecía un montón—...Por fin vamor a poder- —Su sonrisa ladina se borró de golpe cuando el llanto del bebé se escuchó.

Ambos jóvenes corrieron hasta él e inmediatamente Yuri lo tomó entre sus brazos, comenzando a mecerlo para calmarlo. Poco a poco, Aleksey les miró y volvió a dormir, sosteniendo fuertemente la camisa del rubio.

-...Supongo que tuvo una pesadilla...—Murmuró Otabek, acariciando la cabecita de su hijo—...Debería dormir con nosotros, por lo menos por un tiempo.

-...¿Y crees que con eso se calmaría? —Enarcó una ceja.

-...Bueno ¿Tú no dormías con tus papás cuando algo así pasaba? —También enarcó una ceja.

Touché.

No podía argumentar contra esa lógica.

-...De acuerdo, que duerma con nosotros...—Asintió y sonrió al volver su vista al bebé dormido, dejó en su frente un besito y con él en brazos caminó hasta su habitación, sabiendo que Otabek tomaría algunas cosas del pequeño para llevarlas consigo hasta allí.

Sin embargo, el pequeño Aleksey no era el bebé tranquilo que pensaron que sería. El primer día los sobresaltaba ya que no esperaban que en medio de la noche se despertara exigiendo alimento. Obviamente Yuri rápidamente lo calmó y volvieron a dormir, luego de haber hecho liberar sus gases. Claro, esto no duró más de media hora, ya que Aleksey nuevamente los había despertado entre llantos que pedían un cambio de pañal inmediatamente. Otabek se encargó de ello, ya casi era un experto cambiando pañales. Ya limpio y más tranquilo, volvieron a dormir. Pero ahí no quedó todo.

Tuvieron que despertarse alrededor de diez veces más para atender al bebé, turnándose entre ambos, tratando de dar la oportunidad al contrario de poder dormir.

Sin embargo, no parecía haber logrado mucho.

-...Emmmm...¿Todo bien? —Preguntó Yuuri a la mañana siguiente, cuando estaban en el comedor. Aleksey se encontraba en una silla especial que había mandado su abuela desde Kazajistán.

-...Sí...—Asintió el rubio, enfocando su mirada en él, como si le costase reconocerlo—...¿Porqué no habría de estarlo?

-...Pues le estás echando sal al pan...—Señaló con una gota de sudor. El rubio paró de hacer aquello e hizo una mueca—...Además, Otabek-Kun está a nada de meter la cara en la taza de café...—Su mirada se trasladó al pelinegro que luchaba por mantenerse despierto, aunque fallaba bastante por todos los cabeceos que daba.

-...Ahhhhh...—Suspiró pesado—...Aleksey no nos ha dejado dormir...—Hizo una mueca y frotó sus ojos, tratando de hacer que el ardor en ellos desapareciera.

-...Bueno, eso es normal...—Habló Viktor sin voltear a verlos, leyendo el periódico—...Los bebés son así. Y eso que es solo el comienzo...—Le dió una mordida a su tostada aunque luego siseó por el coscorrón que su pareja le dió—...¡Auch! ¿Qué?

-...Deberías tratar de animarlos...—Rodó los ojos—...Nosotros podemos ayudarlos.

-...No, no...—Negó—...Ya han sido nueve meses de ayuda, cerdo. Solo tenemos que acostumbrarnos y todo estará bien...—Intentó sonreírle.

Yuuri hizo una mueca no muy convencido, pero les dejó ya que era cierto que, como padres, debían aprender al respecto. Sin embargo, se preocupaba por la integridad física de ambos.

En el resto de día, los jóvenes intentaron, con lo poco que habían dormido, atender correctamente a su hijo, pero no les fué fácil. Otabek falló una cinco veces en colocarle el pañal, antes de hacerlo correctamente y Yuri se durmió mientras lo amamantaba, pero por suerte Viktor pasó por ahí y se encargó de hacer eruptar al pequeño, también lo vigiló todo el tiempo hasta que el rubio despertó de nuevo.

Esto se repitió dos días más y solo aumentó la preocupación en el japonés, por lo que decidió tomar cartas en el asunto, llamando a amigos cercanos que serían de mucha ayuda.

-...Cerdo, dije que no era necesario...—Yuri frunció el ceño, viendo a las personas ahí.

-...Necesitas nuestro apoyo, Yurio...—Sonrió y se acercó a acariciar su cabello—...No te vamos a quitar a Alek-Chan si es lo que piensas...—Negó—...Ellos vendrán cada día para cuidar de él por la mañana para que ustedes puedan descansar y así atenderlo adecuadamente por la noche.

-...Pero...

-...¿Ya viste como está Otabek-Kun? —Señaló al desastroso pelinegro que luchaba por mantenerse despierto mientras su hijo halaba su camisa, tratando de impulsarse para alcanzar su pelo—...Si sigue así, colapsará en cualquier momento.

Yuri hizo una mueca. Era cierto que se habían descuidado bastante. Al kazajo ya le estaba empezando a salir barba y estaba seguro que su pelo estaba hecho un asco también, por lo que le ofrecían era muy tentador.

-...Está bien...—Aceptó—...Pero solo hasta que Aleksey deje de ser tan exigente...—Puso como condición.

-...De acuerdo...—Asintió sonriente y se acercó a Otabek para tomar al bebé—...Ahora, ustedes vayan a dormir y nosotros nos encargaremos de Alek-Chan ¿De acuerdo?

-...Está bien...—Asintió con un suspiro pesado y se levantó. Ayudó al kazajo y ambos se marcharon lentamente a su habitación a descansar.

-...Y bien ¿Enserio es esta dulzura tan exigente? —Preguntó Pichit, quien se había colado nuevamente.

-...Lo es...—Asintió Seung, sentándose con los ojos cerrados—...Lo comprobé personalmente cuando estaba en el hospital.

-...Ñeh, ustedes lo ven así porque no tienen los propios...—El castaño se acercó a ver al pequeño—...Menos mal que Mila me pidió que viniese, después de todo, soy quien más experiencia tiene...—Sonrió de lado, jugando con la manita del menor.

-...¿Ah sí? —Yuuri rió.

-...Bueno, tengo cuatro hijos...—El japonés le miró con sorpresa. Esa no se la esperaba—...Yo también me veía como ellos cuando nació mi primera niña...—Rascó su nuca—...Pero por suerte su padre es...muy enérgico y eso ayudó bastante en el transcurso del tiempo.

-...Ya veo...—Seguía sorprendido.

-...Por lo pronto, este pequeño necesita un baño...—Lo tomó entre sus brazos—...Sr. Nikiforov, si pudiese indicarme el baño y traerme algo de ropa limpia para él, sería espectacular.

-...Ah, de acuerdo...—Asintió el japonés.

Bueno, por lo menos uno de ellos sería un muy buen apoyo.

El Pan Del Tigre #AgostodeM-Preg2022 [Otayuri] 🍞Terminado🍞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora