Capítulo Uno.

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¿Cómo es que había comenzado todo?

Para aquellos que se preguntan, aquí está la respuesta:

— Señor…se que no soy un buen samaritano, pues me vi todas las del conjuro — suspiró siguiendo su camino —  También se que ya no leo la biblia, la cambie por cómics cuando tenía quince, no me juzgues — señaló al cielo — El tema aquí es que necesito, suplico, imploro, ¡ordenó!— dijo con su puño en alto — Lo siento — intentó calmarse a sí mismo.

No debía ser tan exigente o no lo ayudaría.

— Bien, solo quiero que me des las fuerzas para hacer esto— susurro.

Después de decir sus plegarias han vez más, Jimin ingresó al edificio, uno demasiado lujoso para su gusto. No pensó que ese tacaño que lo llevaba a comer en un parque fuera a pagar algo como eso.

— Joven, disculpe, ¿tiene usted una reservación o acaso se hospeda con alguien aquí? — el lindo castaño de mejillas regordetas volteo lentamente con un pequeño tic en su ojo izquierdo asustando al contrario.

— ¿Qué?

— Si no tiene una reservación o viene con alguien, deberá retirarse.

Jimin sonrió el terror recorrer su pequeño cuerpo, no podía marcharse así como así después de lo mucho que le costó llegar allí.

— Yo, si vengo con alguien —miró a su alrededor — ¡Con ese hombre de allí!— señaló.

A unos pocos metros de él, un apuesto y alto hombre de traje se encontraba esperando el elevador.

— ¿Oh? Disculpenos — hizo una reverencia inmediata al darse cuenta de quién era su acompañante.

Jimin pensó que quizás había señalado a alguien importante porque el hombre frente a él casi tembló. Obviamente no dejaría pasar esa oportunidad.

—Mmm, sí yo solo...no vuelva a hacer algo como eso, o le diré a mí esposo que lo despida — sonrió altanero y el hombre palideció.

Sin decir más, camino con seguridad donde el pelinegro hombre y con toda la confianza del mundo se enganchó a su brazo y sonrió con su habitual eyes smile.

— ¿Te pico algo?—  lo miró de arriba abajo el Alfa.

— El amor por ti, cielito — sonrió al ver qué el guardia los observaba, sin prestarle atención al hombre a su lado —  Vamos a nuestra habitación,¡tendremos nuestra noche de sexo sin control amorcito! — dijo empujando al pelinegro dentro apenas las puertas del elevador se abrieron.

Y así fue, como Park Jimin y Jeon Jungkook se conocieron.

Todo fue espontáneo según Jimin, pero para Jungkook todo fue armado y planeado con antelación.

Esa tarde estaba allí por trabajo ya que su padre se reuniría con algunos socios y quería que estuviera presente.  Andrés de la reunión, iba camino a su habitación para arreglarse cuando cierto castaño se colgó de su brazo y le sonrió. Park Jimin había ido a ese hotel con la sola intención de descubrir la infidelidad de su novio, ahora ex, y usó a Jeon Jungkook como boleto de entrada.

Jungkook no entendía nada, pero lo hizo ciando vio la escena del rubio tirando los cabellos de ese alfa sin piedad mientras lo maldecía. Media hora después, Jimin se encontraba llorando en los pasillos y él intentando hacer una buena acción, lo llevo a su  habitación, la gente que salió a verlo pensó que él lo había hecho llorar.
Escucho al castaño chico maldecir en todos los idiomas y algunas lenguas que ni él conocía, luego de eso, este se fue dejando un caramelo de menta y una notita que decía:

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