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¿A caso existía una manera tan perfecta para despertar?

Antes no creía eso, pero ahora que estaba en los brazos del chico sintiendo como sus dedos acariciaba mis brazos, supe que sí.

No tenía mucho que el sol había salido y el calor mañanero estaba comenzando a ser un poco más notable, la manos de Ashton se movía sobre mi brazo izquierdo acariciando lentamente.

Estaba muriéndome en sus brazos.

—Buenos días —saludé fingiendo un poco de cansancio en mi voz a pesar de llevar más de quince minutos despierta.

—Buenos días Vrai —musitó con una voz bastante grave—. Estuve preguntándome cuando dirías algo.

Eso hizo que mis mejillas se tiñieran de un color rojizo y ardieran.

—¿Desde cuándo te diste cuenta de que estaba despierta?

—No creo que quieras saberlo —masculló.

—¿Por qué no me hablaste antes?

—Quería que tú lo hicieras primero.

Me moví un poco en la cama en busca de una mejor posición para poder ver su lindo rostro. Un ligero rayo de sol había conseguido colarse en las cortinas de mi habitación llegando directamente en el rostro de Ashton, debido a la luz sus ojos se podían ver de un color más claro al que ya estaba acostumbrada a verlo.

Puede que parezca una locura, pero esta era la primera vez que lo veía bajo la luz del día. Desde que lo conocí en la playa de Perth hasta la primera vez en que nos besamos. Esa era la primera vez que lo veía con mayor luminosidad en el rostro.

Él me regaló una ligera sonrisa antes de acercar una de sus manos a mi rostro y dejara una delicada caricia en mi mejilla.

—Te ves tan linda —musitó—. Podría verte por horas y en cada minuto pensaría que estás más hermosa.

Las palabras de Ashton siempre causaba algún efecto en mí, después de escucharlo decir eso mi mejillas comenzaron a arder y estaba demasiado segura de que mis mejillas deben de estar más que rojas. No pude decírselo algo, tan sólo sonreí un poco y como pude me las arreglé para acercarme a su rostro y besar por primera vez en el día sus suaves labios.

—Quisiera estar toda mi vida así —mencionó sobre mis labios.

—Yo también quisiera hacerlo, pero tenemos que comer —mascullé—. ¿Qué te gustaría desayunar? —pregunté recargando mi barbilla en su pecho para verlo.

—Cualquier cosa que tú quieras darme...no soy muy exigente Vrai.

No podía explicar lo adictivo que era escucharlo decir mi nombre con un pequeño acento francés, hacía que mi corazón se derritiera.

—¿Qué te parece un baño antes de comer? —mi voz apenas había sido audible, pero debido a nuestra cercanía él logró escucharlo y me dio una sonrisa traviesa.

—Nada me gustaría más que eso, pero quédate así un rato más —pidió.

Cada vez me era imposible poder decirle que no, la forma en la que me pedía las cosa me cautivaba completamente tanto que no podía negar sus pedidos. Estaba volviéndome demasiado vulnerable ante él.

Así que hice lo que me pidió, me quedé así un rato más...viente minutos exactamente. Y fueron los mejores veinte minutos sin duda, me gustaba verlo, en especial ver sus ojos, me encantaba el color hazel de ello y también aquel brillo que tenían.

Ashton me gustaba de muchas formas y eso hacía que se volviera complicado poder explicarlo, en más de una ocasión quise decirle lo mucho que me gustaba y decirle cada cosa que me enamoró de él, pero siempre que quería hacerlo todas las ideas se enredaban antes de poder decirlas.

Midnight | A.IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora