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EXTRA II

EXTRA 2: SOOBIN X YEONJUN.

ADVERTENCIA: MENCIÓN DE MASOQUISMO/ABUSO INTRAFAMILIAR. 

SU HISTORIA TENDRÁ DOS O TRES PARTES. SI NO ES TU TIPO DE CONTENIDO POR FAVOR ABANDONA LA LECTURA. EL CAPÍTULO SE CENTRA EN EL PERSONAJE DE YEONJUN Y SU RELACIÓN CON SOOBIN.

Cuando el cuarto latigazo impacta su espalda, el chico emite un jadeo cadente mientras sacude sus muñecas esposadas a la cabecera de la cama.

Su espalda, que está expuesta, siente el dolor y el hormigueo que llega después del impacto de aquel látigo que, con supremacía, sostiene el pelinegro cuya expresión parece imperturbable. Por mera reacción, Yeonjun levanta mucho más sus nalgas al aire, sintiendo una oleada de placer recorrerlo cuando el hombre comienza a lamer sus heridas.

La lengua cálida recorre desde la parte baja en donde comienza la línea de sus posaderas, y termina cuando llega a la nuca. Y, la sensación que viene después, ciega a Yeonjun quizá mucho más de lo que lo hace la venda negra que tiene en sus ojos; impidiéndole observar cualquier otra cosa que esté sucediendo o esté por suceder. Sus nervios están a flor de piel, al igual que la euforia y la intriga de lo que ese hombre pueda llegar a hacerle.

Y la verdad, quiere que le haga de todo. Ya le ha hecho tantas cosas, y cada vez lo supera.

Yeonjun ha estado con muchos hombres en su vida, sin embargo, ninguno ha sido igual o se compara a cómo Choi Soobin le toma de manera tan buena mediante un juego de BDSM. Porque sí, hace tiempo que Yeonjun descubrió que le gustan estas prácticas, y no le ve nada de malo porque, a ciencia cierta, el sexo es algo magnífico que merece ser experimentado sin miedo ni tabús.

A Yeonjun le gusta tener sexo duro, bien, ¿a quién no le gusta? Él lo descubrió cuando tenía catorce años cuando su vida sexual activa inició cuando estaba ebrio, porque así tomó el valor de acostarse con el jefe de su padre que se fue con su amante poco después. ¿Fue triste? Sí, demasiado. ¿Fue usado? Quizá.

No está orgulloso de su pasado, ni lo que ha hecho, ni con quienes ha estado, pero hace tiempo descubrió que simplemente hay que dejarse llevar, y si alguien lo utiliza para sentirse bien, él también sacará provecho de eso.

Es decir, es un ganar/ganar, ¿cierto? Quienes en verdad piensan que lo usan, son tan solo un peón para cumplir su función de tener un buen polvo. Sin compromisos, ni mezclar sentimientos, nadie se hace daño y simplemente disfrutando de la vida sexual de manera plena; esa es la regla de Yeonjun.

— ¿Te gusta, cachorro? ¿Quieres probar un poco más de esto? — Le pregunta Soobin, su voz varonil y dura le hace entreabrir sus labios y respirar agitado con un vibrador en el interior de su ano que lo está haciendo gotear de líquido preseminal.

— M-me gusta — admite, entumecido por tantas sensaciones que lo están recorriendo. Con eso dicho, Soobin le arremate una nalgada en el culo que lo sacude y le hace querer bajar las caderas, sin embargo, el mayor no se lo permite y lo sostiene con más fuerzas —. Mph, no... No.

— ¿No? — pregunta con sorna. Yeonjun casi puede imaginarse la expresión de burla que está planteada en ese rostro tan sublime y perfecto y, de solo imaginarlo, su erección aumenta —. ¿No quieres?

Tomando vuelo con su mano, Soobin vuelve a insertar otra fuerte nalgada que incluso le hace arder la palma. Se enriquece con la escena de aquella posadera rebotar debajo suyo, con los dedos marcándose en la piel adquiriendo un tono rojizo.

Hundiendo sus dígitos en la carne que se sume en ellos, soba el culo y lo siente bien suave y terso. Yeonjun se estremece de nueva cuenta, negando y, con sus muñecas juntas y pegadas, se retuerce.