Filter - Yoonmin +18

V

[Se supone que había terminado con esto, pero aquí va de nuevo]

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— Las personas... mueren.

— No tenía que morir, Jimin — responde Yoongi con un tono demasiado antipático mientras se sirve un poco más de vino.

Jimin se sienta a su lado en el suelo de la alfombra para hacerle compañía, viendo la forma en que Yoongi parece luchar por contener su llanto.

Tomando la mano libre de Yoongi, Jimin la lleva a sus labios para besar sus nudillos y ver con admiración el anillo con la hermosa piedra que rodea el dedo anular de Yoongi. Nunca se cansará de verlo.

— No me beses ahora. Estoy de luto.

— Por favor, Yoongi... — Jimin resopla con una sonrisa burlona.

Yoongi niega con seriedad dejando la copa sobre la mesilla. Sin dejar de sonreír Jimin le acaricia suavemente una mejilla.

— Eres lindo cuando te enojas, ¿lo sabías? — susurra, acercándose a sus labios. Al sentir la mano de Yoongi sobre su pecho, entrecierra los ojos para verle con súplica cuando lo aparta —. ¿No vas a besarme ahora?

— Estoy molesto y deprimido, claro que no voy a besarte. — Acomodando sus gafas, ignora a Jimin y ladea el rostro —. Muestra un poco de respeto, se acaba de morir el papá de Adrien.

Cuando Jimin se carcajea, Yoongi le dirige una mirada fulminante qué le obliga a retomar la compostura. Carraspeando la garganta, Jimin se acerca un poco más en su dirección para intentar de nuevo.

— ¿Y si te la chupo para que te sientas mejor? — propone con entusiasmo, notando la forma en que Yoongi lo considera.

— Suena tentador. Ah, suena muy tentador. Sí. Sí quiero. ¡No! Olvídalo.

— ¡¿No?! — Al ver a Yoongi ponerse de pie, Jimin aprieta los dientes y lo inspecciona con indignación.

— No, cariño. No me acordaba que quedé con Yeonjun para ver la película de Spiderman hoy. Se me está haciendo tarde. La función empieza a las cinco. Me matará si llego tarde — parece totalmente alarmado por esto.

— Pensé que ya no irías. Ya vimos esa película. No tienes que ir.

— Tengo que verla otra vez. Y quedé con él, no puedo quedarle mal. — Tomando el abrigo del perchero, abre la puerta de la entrada de prisa y le dirige un último vistazo —. Vuelvo más tarde.

— Espera. — Jimin corre en su dirección y se cruza de brazos —. ¿Qué se supone que haga ahora? Pensé que estábamos de luto.

— Uhm, no lo sé. Las personas mueren. Y ni siquiera fue buen padre el papá de Adrien. Pero nos vemos más tarde, ¿sí?

Después de darle un último beso en los labios, Yoongi se marcha. Una vez solo, Jimin suspira y se echa en el sillón de la sala para desbloquear su celular y rebuscar en sus contactos. Cuando sus ojos se detienen en el nombre de una persona al que no ha contactado en demasiado tiempo, no puede evitar preguntarse si todavía mantiene ese número de celular. Tal vez ya lo ha cambiado. Quizá ni siquiera tiene su número agregado.

Por eso lo llama y, en cuanto lo hace, se arrepiente. Pero cuando contestan la llamada y dicen su nombre, sabe que está jodido.

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Su mirada está fija en un lugar incierto del paisaje que ofrece el restaurante. La ansiedad comienza a consumirlo conforme pasa el tiempo y a pesar del calor que le ofrece su abrigo, no consigue ningún consuelo. La taza de café se está enfriando. No sabe bien cuando lo bebe. Antes de que pueda dejar un par de billetes en la mesa y marcharse, todo se detiene cuando una voz lejana y familiar lo llama.