〰️CAPITULO 16〰️

325 25 18
                                    


Una de sus manos bajo hacia el final del vestido azul de hospital, la tela era fina y no llevaba nada debajo, sentía mis zonas más sensibles, demasiado vulnerables y perfectamente expuestas a su alcance.

Me tense cuando sus dedos acariciaron la parte superior de mis muslos, solo fue un roce de piel, movimientos con círculos suaves y tentadores, con aquella pequeña sensación mi cuerpo se retorcio, exigiendo que quería más...

Si el era capaz de hacerme reaccionar así con aquel pequeño contacto, no podía ni imaginar que se sentiría con cosas más profundas y sucias que unas simples manos sobre mis piernas.

Miro fijamente mis labios, con un sufrimiento profundo sobre sus ojos, como si estuviera haciendo su mayor esfuerzo para no besarme.

La tentación siempre había estado ahí, presente entre ambos, aunque jamás quisiéramos admitirlo.

-Alaska...-susurro mi nombre contra mi oreja como si yo fuera la mayor bendición o milagro que pudiera existir, le faltaba el aire, estaba agitado - Me estas matando.

Sus dedos subieron un poco más por mis sensibles muslos. Mis ojos se cerraron levemente. Disfrutando.

Solo fue una pequeña caricia y las piernas me temblaron, pensé que me desvaneceria del placer. Esto era demasiado.

Aquello superaba todas mis expectativas de lo que suponía que se sentía cuando un hombre te tocaba, cuando te acariciaban.

Por qué Fredek lo hacía malditamente bien.

No tenía absolutamente nada que ver con las cientos de veces que Oliver me había manoseado con brusquedad y rapidez, con el no había sentido nada que se acercara a lo que acababa de provocar Fredek en mi cuerpo.

Esto era otro nuevo mundo que acababa de descubrir. Algo tan ardiente y alucinante que no quería que parara.

Pero entonces su teléfono empezó a vibrar sobre su bolsillo, sus dedos salieron de debajo de mi vestido mientras suspiraba con fastidio.

Sin despegarse su cuerpo del mío, cogió el teléfono y colgó la llamada sin siquiera mirar quien era.

Luego ambos nos quedamos mirándonos el uno al otro, en silencio, como si la magia acabara de desaparecer y la realidad chocara duramente contra nosotros.

Aunque desee que el volviera a colocar su mano donde antes, VI en sus ojos el arrepentimiento, como si el también hubiera comprendido el error de tocarme.

Eramos desconocidos.

Dios mío.

¿Que he hecho?

¿Que habiamos estado a punto de hacer?

Yo no era así. No era ese tipo de persona que se liaba con gente a la que apenas iba a volver a ver en su vida.

No debería estar haciéndo esto con el, además no era buena influencia para mí.

-¿Podrías apartarte? Nose si te has dado cuenta que estas invadiendo mi espacio personal - le dije en voz baja, intentando mantener mi respiración neutra.

Su boca esbozó una sonrisa traviesa mientras bajaba hacia mi cuello.

-Bueno, yo estaré invadiendo tu espacio personal pero...- se detuvo, mientras su aliento caliente se sentía intenso contra mi carne, susurro con los labios rozando mi cuello - Tu estas invadiendo mi mente, esto es un empate.

Mis mejillas ardieron por la incomodidad y la vergüenza.

-Maleducado - dije con la mirada sobre el suelo, no quería que me viera roja por el íntimo momento que acabábamos de tener.

AMOR ITALIANO ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora