OO1: El nuevo horizonte

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ㅡ¿Quieren guardar silencio aunque sea por un segundo?, no han parado desde que salimos del aeropuerto ㅡreclamó la mujer, mirando a la pareja de adolescentes por medio del retrovisor. Ambos asintieron con la cabeza, en silencioㅡ Gracias.

ㅡPero, mamá-

ㅡ¡No quiero excusas!, si les digo que se callen es porque tienen que hacerme caso, ¿lo entienden.

Nuevamente, asintieron.

JooEun le dedicó una mirada asesina y silenciosa al muchacho a su lado, quien le sonrió cínicamente; volvió su atención a lo que había fuera de la ventana, visualizando poco pues las gotas de lluvia sobre el cristal le impedían. Personas iban y venían, salían de locales (posibles negocios) o caminaban sin rumbo aparente; estaba aburrida, su teléfono se había quedado sin batería y tenía que esperar a que llegasen a su nueva casa, aunque tampoco podría tomarlo pues seguramente su madre se lo prohibiría.

Si, ella y sus ridículas reglas.

ㅡ¿Cuánto falta?, muero de hambre ㅡcuestionó, cruzandose de brazos.

ㅡUnas cuadras más. No seas impaciente, JooJeong.

El mencionado suspiró y miró, casualmente, fuera del auto; el semáforo en color rojo los hizo detenerse.

ㅡHe hablado a un instituto que queda cerca de nuestra casa, me dicen que en tres días los lleve a hacer el examen de admisión. Mañana será un día agitado, les exijo que duerman temprano, ¿lo comprenden? ㅡsin mirar, los dos asintieronㅡ Bien, gracias. En cuanto lleguemos bajen sus maletas y acomoden sus cosas, los muebles los han traído días atrás así que solo se encargarán de arreglar.

ㅡ¿No podemos descansar aunque sea por un momento?, no hemos dormido... Desde hace dos días.

ㅡNo hagas preguntas así cuando doy instrucciones, JooEun. Si yo digo que eso harán lo realizan, sin quejarse.

La muchacha bufó, echándose atrás en el asiento del carro que comenzó a moverse de nuevo; miró sin una pizca de diversión al chico a su costado, que mantenía su vista fuera con semblante frustrado. La lluvia seguía bajando por los vidrios, llamando su atención; colocó su dedo encima de una de las gotas, siguiendo su recorrido hasta que se perdió en la parte de la puerta. Tocó otra, repitiendo su acción, y así sucesivamente hasta que llegaron a su destino.

Era de dos pisos, pintada de un azul celeste casi blanco; dos ventanas de arriba y de abajo daban a la calle, la puerta de mármol se veía casi nueva, junto al verdoso y fresco pasto del pequeño patio adelante. Una cerca de madera estaba carcomida, probablemente por la humedad, y lo separaba de la acera de la calle; la pequeña puerta rechinó con ligereza cuando la señora Na la abrió, provocando un sonido peculiar.

ㅡLuego la arreglaré ㅡdijo el azabache casi de inmediato cuando su madre le dedicó una mirada, esta asintió con la cabeza y les hizo una seña para que entraran junto a ella.

El interior era acogedor, minimalista para la cantidad de muebles dentro; el característico mueble para colocar los zapatos estaba al lado izquierdo de la puerta.

ㅡYa saben que deben cambiarlos, háganlo y suban a ver qué habitación ocuparán.

ㅡYo quiero la más grande ㅡhabló el mayor, mirando de manera retadora a su hermana.

ㅡMi única condición: sin pelear.

JooJeong ya había desaparecido, subiendo las escaleras, siendo seguido por la pelimorada; unas suaves risas se escucharon, dándole a entender a SooMin que estaban jugueteando mientras revisaban las habitaciones, tenían los mismos muebles así que no tendrían problemas para decidir.

CLÍO ONE: ILLUSIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora