O8O: Cloro

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ㅡMierda, ya es algo tarde. ¿En qué momento pasó el día tan rápido? ㅡcomentó uno de los tres muchachos que acompañaban a JooJeong en la primer práctica del segundo semestre que empezaron ese mismo día.

ㅡSon recién las siete y media, pero oscurece rápido ㅡseñaló otro, suspirandoㅡ El turno de la tarde apesta.

Choi concordaba perfectamente, no era nada gracioso el pensar que debía levantarse temprano a hacer tarea (aunque entrase a clases a la una de la tarde) o dormirse muy tarde haciéndola. No sintió las vacaciones irse, aún sentía que apenas bajaba del avión que los dejó en Yokohama la primera semana.
No se dejaba desmotivar tanto, si para el tercer semestre mantenía calificaciones decentes había posibilidad de que lo transfirieran a alguna preparatoria en Japón, y precisamente deseaba quedar con un puesto en alguna élite de Tokio. Con eso en mente, se proponía mejorar ese semestre para obtener la anhelada carta de buena conducta, inclusive una recomendación en el mejor de los casos. El último timbre del día resonó por el edificio, indicándole a él y sus compañeros que podían irse; todos comenzaban a guardar sus cosas, creando ruido con sus voces entre ellos, junto al ambiente fresco y suave de la tarde-noche fuera, en las ventanas, colándose por las mismas. JooJeong colgó su mochila en su hombro, saliendo de su silla y acomodándola mejor tras la mesa.

ㅡVoy al baño, espérenme en la puerta ㅡpidió, los muchachos asintieron y se retiraron a parte de él, que siguió el camino hacia la parte trasera de la escuela.

Los pasillos, al contrario de lo que imaginó, no estaban tan poblados de estudiantes, pertenecientes a los demás semestres superiores; los pocos que habían salían con calma de sus aulas, de las cuales no se escuchaba un bullicio que indicara mucha gente dentro. Tal vez, en los demás grupos no había tantas personas, en el suyo por ejemplo apenas había un total de veintitrés alumnos entre los cuales destacaba una mayor cantidad de mujeres, cosa que desde que estudiaba con uso de razón nunca le sorprendió.

"Las mujeres rinden más en la escuela, pienso que son más inteligentes y éticas que un hombre, además de que tienen más dificultades para encontrar un trabajo y sustentarse por ellas mismas sin tener los estudios completos" ;meditó, encontrándose con la esquina que por fin lo llevaba a los sanitarios; "Por eso es normal encontrar más de ellas es los salones, recuerdo que muchos de los amigos que tuve en secundaria se daban de baja y a veces eran sustituidos por estudiantes femeninas".

Fue recibido por el frío del azulejo, las luces tenues y el inmenso olor a cloro; si acababan de limpiarlos, habían abusado de la sustancia. Tosió en señal de queja y, sin más, se posicionó frente a uno de los orinales junto a los cubículos, agradeciendo que no hubiese nadie; casi siempre le resultaba incómodo hacer lo que tenía que hacer en presencia de otros, sin importar si estaban lejos de él o en otro sector. Miró entretenido la pared de cuadros blanca, que quedaba  a unos treinta centímetros de su cara; pensó con un poco de detalle por un momento, podía levantarse temprano a hacer tarea y volver a dormir hasta que llegasen una o dos horas antes de entrar nuevamente a clase, después de todo no tenía algo mejor que hacer, aunque había acordado acompañar a su madre por unos documentos relacionados a la transferencia de escuela. Aún faltaba, sí, pero esa mujer prefería tener todo a la mano con muchísimo tiempo de sobra y anticipación, así que no le era descabellado.

"Me pregunto si Eun ya está mejor, la ví un poco desanimada en la mañana que la encontré" ;se guardó dentro de la ropa y se dirigió al lava manos, brincando del susto por lo casi congelada que estaba en agua del grifo, junto a la consistencia gelatinosa del jabón con aroma a frutos rojos; "También la comprendo, volver al ritmo de clases es difícil después de las vacaciones, debe ser un dolor de cabeza para ella tener que volver a levantarse a las cinco de la mañana".

Solamente se dieron los buenos días, JooEun le preguntó por su horario y el reafirmo el turno de la tarde, posteriormente (casi de inmediato, de hecho) llegó Hakim y tras saludarlo se lleva a la Choi menor del brazo, hablando de cosas variadas hasta desaparecer entre los demás estudiantes. Hafeez había pasado a su tercer semestre, pudo quedar con YongHan de no ser porqué pasó a cuarto y, debido a la futura carrera, se la pasaba la mayor parte del tiempo yendo al edificio donde los universitarios tomaban clases.

Secó sus manos en su propia camisa (ignorando por completo el rollo de servilletas sobre el mismo lavamanos) y me observó en el espejo, echando con bastante flojera su cabello hacia atrás, mismo que parecía ya necesitar un corte. Salió y caminó hasta encontrarse con el extenso pasillo que llevaba a las canchas de deportes, por donde se debía pasar hasta doblar una esquina y encontrarse con el área de casilleros, y la salida; pudo cris por donde mismo, sí, pero prefería alargar el paso para poder desestresarse. Inevitablemente le dolía la cabeza y parte de la frente, podía jurar que incluso empeoró debido a los olores dentro del baño. Con los pies tranquilos pasó de largo las albergadas, usadas por el club de Natación, y se detuvo en seco; nuevamente, el aroma.

"¿Por qué es tan fuerte? ¿Será que estoy acostumbrado a la lejía y no a eso como tal?" ;se dijo, regresando y mirando el silencioso espacio, con el agua clara y pura bastante quieta, probablemente más de lo usual o de lo normal; "Siento que el cerebro se me va a salir..."

Volvió a toser, imaginando a ciegas como si la sustancia se estuviera infiltrando en sus pulmones. Anduvo lejos entonces, recordando con esmero que le pidió a sus amigos esperarlo, por lo que tal vez llevarían buen rato allá afuera; aún así, aunque se estuviera alejando al punto de que estaba prácticamente ya caminando hacia abajo en las escaleras de la entrada casi vacía, seguía presente haciéndole más difícil el respirar.

ㅡ¡Oye, ¿estás bien?! ¡Tardaste demasiado! ㅡgritó uno de ellos a la lejanía, lejanía que apenas se podía medir por unos tal vez cinco metros.

Pisando el penúltimo escalón, con el único aliento que pudo sacar, se vio obligado a ceder y caer sin control de sí mismo. Sintió como si su mejilla recién tocase el asfalto, todo quedo oscuro hasta que la misma sensación de ahogamiento se agudizó, poniéndolo en alerta; los ojos se ardieron, no podía casi abrirlos, una pesadez casi inhumana se presentó por todo su cuerpo que parecía ser arrastrado hacia abajo, con una inmovilización digna de tortura. Poco consciente, Choi golpeó su pecho en busca de aire, algo, algo aunque fuese inútil; no podía respirar.

ㅡ환각

¡Gracias por llegar hasta ésta parte de la historia!
Espero hayas disfrutado, querido/a lector/a. Si te gustó esta historia espera (con un poquito de paciencia) la segunda parte, próximamente publicada en mi perfil.

Gracias nuevamente, ¡te agradezco terminarlo!

ㅡ woon 2024.

CLÍO ONE: ILLUSIONWhere stories live. Discover now