Capítulo 3

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EL PUNTO DÉBIL

 

Desde ese día, Natasha y Leona se han confrontado repetidas veces. Incluso llegaron a repartirse algunos buenos piñazos. Afortunadamente nadie deambulaba por el jardín botánico. Por lo que ningún profesor los detenía y los delataba ante el director.

La gran mayoría de sus trifulcas culminaban por la llegada "repentina" de Ruggie, quién aparentemente se paseaba muy seguido cerca del invernadero. Así fue hasta que un día, harta de los insultos y quejas del Savanaclaw... y con sus pobres manos destrozadas por tanto puñetazo, lo calló echándole agua de la manguera.

—¡¡Me importa tres pepinos que tú hayas descubierto antes el pinche invernadero de los cojones!! ¡¡El director me puso a trabajar aquí y no me iré hasta terminar!! ¿¡Oíste, copia barata de Scar!?

—¿¡A quién llamas copia barata, maldita pulga fastidiosa!?—Gruñó sacudiéndose para quitarse algo de agua de encima.

—¡¡Cállate, pinche mastodonte weón!!—Gritó antes de volver a echarle agua.

Leona esquivó el chorro y así comenzaron una persecución por el invernadero. Seguían gritándose insultos y mandándose al carajo mientras Natasha trataba de darle con el chorro de agua. Sin embargo, se cayó al piso cuando la manguera se tensó ya que no podía alargarse más.

—Me lleva la...—Sus palabras murieron al ver desde abajo la sonrisa victoriosa de un Leona con la manguera en su poder.

—¿Últimas palabras, herbívora?—Preguntó repleto de arrogancia, haciendo que a Natasha se le revolviera el estómago del asco por haber perdido ante ese cabronazo.

—Si me cae aunque sea una mísera gota de agua en el pelo, voy a hacerme un collar con tus dientes y unos pendientes con tus huevos—Amenazó entrecerrando sus ojos.

Pero por supuesto al felino gigante le valió tres pares de timbales su amenaza. Natasha pegó un chillido al sentir el agua fría encima. Se levantó echa un furia y corrió hacia Leona dispuesta a arrebatarle la manguera y de paso reconfigurar su cara.

—¡¡Animal!! ¿¡Tienes idea de cuánto cuesta desenredar una trenza mojada!?—Chilló persiguiéndolo mientras trataba de esquivar los chorros de agua de la manguera.

—¡Oh! ¡No me digas! ¡No tenía la más mínima idea!—Espetó con remarcado sarcasmo mientras se señalaba sus trencitas empapadas.

—¡¡Ven aquí, maldito Garfield!!

—¡¡A ver si me atrapas, herbívora!!—Soltó una carcajada mientras le echaba más agua a Natasha.

—¡¡Juro que me haré un pinche abrigo más pinche grande que el de Crewel con tu pinche piel!!

—¡¡Fuertes palabras viniendo de alguien que le da asco tan siquiera trocear la carne!!

—¿¡Y cómo chingada madre tú sabes eso!?—Natasha casi se tropezaba con sus pies de la sorpresa.

—¡¡No es mi culpa escucharte hablando con el vice líder de tu dormitorio cuando paso a su lado en el comedor!! ¡¡Estas orejas no son de adorno!!—Se señaló sus orejas leoninas con su mano libre mientras apuntaba la manguera con su otra mano.

—¡¡Por un segundo pensé que eran por estúpido!!—Se burló ella haciendo alusión a las orejas de burro, aunque ese no fuera el caso.

—¡¡Estúpida tu cara de payasa!!—Gruñó ofendido.

—¡¡Chinga tu madre, asesino de Mufasa!!—Espetó molesta mientras aceleraba el paso con muchas ganas de partirle la nariz... de nuevo.

—¿¡Quién demonios es Mufasa!?—Leona frunció el ceño confundido por unos segundos.

SCARS TO YOUR BEAUTIFUL (Leona Kingscholar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora