Capítulo 4

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LA PINCHE TAREA DE FARMACOLOGÍA

 

—¿Y bien?

Los ojos grises del profesor la miraron analíticamente, esperando el más mínimo gesto para empezar con su sermón. Se sentía como un perrito que había roto un cojín con sus dientes sin saber que eso estaba mal. Ese era uno de los motivos por los cuales no le gustaba hacer enojar a Divus Crewel.

Desde la primera vez que lo había visto con ese extravagante abrigo de piel, supo que le caería bien. A Natasha siempre le habían gustado las personas con un único sentido de la moda. Por eso admiró el estilo del profesor. Además de que era una persona estricta, exigente y buen educador a diferencia de la mayoría de maestros que tuvo en su mundo (y sospechaba que era medio joto). Aunque le incomodaba un poco que la llamara "cachorrita revoltosa".

No le gustaba tener que mentirle a uno de los pocos profesores que realmente apreciaba y admiraba. Por eso se había mantenido en completo silencio mientras  el profesor revisaba los machacados nudillos de su mano. De puro milagro los profesores no la habían descubierto fajándose con Leona como perro y gato. Pero eso no significaba que dejarían pasar por alto los vendajes en sus manos y las nuevas banditas diarias en sus brazos y piernas.

—Si no mal recuerdo, podías hablar y bastante alto, ¿no? Recuerdo muy bien las groserías que les ladraste a esos cachorros salvajes hace un par de semanas mientras los atendía—Arqueó una bien cuidada ceja negra en dirección de ella.

Natasha no abrió la boca mientras seguía mirando el piso de la enfermería como si fuera lo más interesante del mundo. Crewel suspiró con el ceño fruncido. Estaba acostumbrado a lidiar con cachorros desobedientes y revoltosos, pero nunca había tratado con una cachorra como ella. Prestaba atención en clases, pero siempre confundía los ingredientes pese a que sus tareas las resolvía de manera decente. Aunque sospechaba que le pedía a alguien más que se las hiciera. Y lo que más confusión le causaba era su manía de no recurrir a las figuras de autoridad cuando algo o alguien la molestaba.

—A este paso me saldrán canas...—Se quejó con sus dedos picando por sacar su pipa personalizada y darle una gran calada.

Natasha se había sentido muy tentada de soltar algún comentario listillo acerca de las canas y su cabello mitad negro mitad blanco. Sin embargo, no quería arriesgarse a abrir la boca y cavar más hondo su propia tumba.

—Ten. Si no vas a hablar, al menos bébetelo entero—Le pasó un frasco con una sustancia cerúlea con destellos dorados.

Olía parecido a cualquier fármaco, así que supuso que era para sus heridas. Le dio un primer trago a la poción y maldijo a todos sus muertos. Retuvo una arcada a duras penas y sus ojos empezaron a lagrimear. Internamente se estuvo preguntando qué tan mala había sido en su anterior vida.

—Esta pócima es conocida como Aigelmajore y su aplicación sobre las heridas acelera el proceso de cicatrización y asegura la desinfección de las mismas. Aunque su consumo directo acelera más los efectos. Quiero que estudie cuáles son los ingredientes de esta pócima y sus propiedades para la siguiente clase—Por supuesto, el profesor Crewel siempre dejaba alguna tarea extra a quienes se portaban mal.

Este vato sí que no pierde el tiempo...

—Entendido—Se las arregló para decir al terminar de ingerir la pócima del demonio.

—Buena chica—El profesor asintió y revolvió un poco los cabellos de Natasha para después registrar la visita de la estudiante a la enfermería y entregarle un papel—Ya puede volver a clases.

******

—¿Crewel-sensei te ha vuelto a poner tarea extra?

Natasha había estado muy concentrada en tratar de escribir lo que aparecía en el libro que le había recomendado el bibliotecario. Tanto que se sobresaltó al escuchar una voz desconocida cerca de ella. Al alzar la vista vio a un chico de piel morena y cabello castaño oscuro sosteniendo una cámara con un uniforme de Scarabia. No recordaba haberlo visto en los casi dos meses que llevaba en la escuela, así que lo miró confundida por unos momentos.

SCARS TO YOUR BEAUTIFUL (Leona Kingscholar)Where stories live. Discover now