Capítulo 8

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LO QUE USTED DIGA, SU ALTEZA


—Ahora ya puedes quitarte la máscara—Indicó Vil mientras se quitaba su propia máscara facial.

¿Cómo changos terminé en esta situación, we?—Se preguntó a sí misma mientras obedecía.

Ambos estaban en la casa de Crewel... que ahora también era su propia casa. Puesto que debía quedarse junto a su tutor hasta que ya fuera oficialmente una adulta. Era prácticamente un penthouse de lo enorme y lujoso que se veía. Claro que la mayoría de las habitaciones estaban repletas de maniquíes, telas, máquinas de costura, adornos, papeles, bocetos y demases. Apenas se habían librado de aquel desastre el baño, la cocina, el comedor y las habitaciones de Divus y de Natasha.

No le sorprendió mucho descubrir que Divus, aparte de ser un profesor de ciencias en el NRC, también era un reconocido diseñador de moda. Lo que sí la dejó perpleja fue recibir la visita de Vil Schoenheit justo el día de Nochebuena. Aparentemente le había encargado a Crewel un atuendo para una de sus actuaciones y venía a recogerlo.

Pero Natasha casi no pudo identificarlo a la primera. La tiara dorada había desaparecido al igual que el extravagante uniforme azul y negro. Su cabello rubio estaba suelto, permitiéndole ver las puntas teñidas de violeta. Ya no tenía el exagerado maquillaje de antes y su cara se veía más masculina. Además de que estaba vestido con una camisa negra de manga larga bastante suelta que permitía ver su manzana de Adán y su clavícula.

Lamentablemente, Crewel aún no había terminado aquel atuendo. En esa época del año tenía mogollón de trabajo por las galas y fiestas navideñas y de fin de año. Así que le indicó que podía "esperar pasando el tiempo junto a su cachorrita". Y esas palabras condenaron a Natasha.

—¿Pa' qué me pones todas esas sustancias raras de dudosa procedencia, we? La neta no entiendo qué chingados quieres lograr con eso. No es como si mágicamente te vuelvan la persona más hermosa que ojos humanos hayan visto-Se quejó justo cuando él ya le estaba poniendo otra rara máscara de vaya a saber Dios qué cosa.

—Quédate quieta y deja de hablar tonterías, patata. No quiero escuchar la opinión de alguien que no sabe lo que es la ausencia de puntos negros—Vil ignoró olímpicamente sus quejas y siguió en lo suyo-Ahora dame tus manos. Veré si las salva mi manicura.

—Sigo sin encontrarle la utilidad a todo este... "skin care" o lo que sea que dijiste que era. No va a cambiar el hecho de que soy fea como chango recién nacido—Suspiró derrotada mientras dejaba que la diva Schoenheit hiciera su trabajo.

—¿Quién dijo que eras fea?—Vil enarcó una muy bien cuidada ceja rubia en su dirección.

—Nadie. ¿No lo ves? Tengo grasa extra en los lugares incorrectos, mis cejas son un desastre y ni hablar del resto de mi rostro... ¡Ay! ¡No manches! ¿¡Qué carajos te pasa, wey!?—Chilló enojada cuando fue golpeada por los dedos de Vil justo en medio de su frente.

—Calla, patata. Tú no eres fea. Tú lo que te descuidas y siempre tienes esa actitud negativa respecto a tu apariencia. Las perras no lloran por la opinión de los demás. Así que deja de estar cabizbaja—Le corrigió mientras le limaba las uñas.

Natasha se le quedó mirando perpleja. Que ella no era fea... ¿En serio? Era incapaz de creerlo. Las únicas personas que le habían dicho algo así fueron sus padres cuando era una niña pequeña y aún vivían juntos como una familia feliz.

—Lo que usted diga, Reina de la Belleza—Sacudió su cabeza con una pequeña sonrisa como si pensara que no tenía remedio alguno.

—Es bueno ver que mis súbditos reconocen mis palabras—Sacudió su cabello con tremendo aire de diva.

SCARS TO YOUR BEAUTIFUL (Leona Kingscholar)Where stories live. Discover now