Capítulo 17.

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— ¡Lánzala!

— ¡Vamos, vamos, vamos!

— ¡No dejen que avance!

La clase de educación física era tan animada como de costumbre, con los alumnos siendo activos mientras otros buscaban mil excusas para no hacer deporte en clase.

— Maldita sea, perdimos —refunfuñó uno de los chicos, el autoproclamado capitán del equipo de baloncesto que se formó temporalmente en la clase, viendo con molestia este hecho— ¡A la próxima tú estarás en nuestro equipo! —sentenció, apuntando con el dedo a Aylin, la causante de que su equipo perdiera, aunque ella no estaba realmente interesada en esto.

Ella se encogió de hombros— No creo que mi presencia haga mucha diferencia —le restó importancia, limpiándose el sudor con la camiseta de entrenamiento, dejando ver que debajo de la ropa estaba usando una camiseta negra ceñida al cuerpo.

Aylin Vogel era realmente alguien que destacaba en lo que sea, deportes, estudios, popularidad, siempre se las arreglaba para sobresalir de alguna manera. Ella era muy linda, tanto que incluso había varias chicas que gustaban de ella gracias a que su aire de misterio y rebeldía era muy atractivo para los demás; aun cuando ella se había incorporado tarde a la clase tenía muchos amigos, y su personalidad...

Delincuente, esa era una buena forma de describir su personalidad.

Ignoraba las normas que no le convenían y cuando alguien se lo señalaba siempre se las arreglaba para torcerlas a su antojo, si elegía la carrera de derecho tendría mucho futuro como abogada. También los profesores eran muy flexibles con ella, quizás porque estaba en el top de la escuela, o quizá porque ya se habían rendido ante la idea de intentar corregirla...

‹Además a ella le gusta molestarme›. Pensó Samantha, un poco molesta al recordar este hecho.

— No deberías hacer eso —le advirtió Christina, viendo a Aylin limpiarse el sudor con la camiseta— Los chicos te están mirando.

— Llevo una camiseta abajo —señaló Aylin, algo confundida, levantando un poco más su camiseta de entrenamiento para hacer énfasis en su punto.

Christina suspiró al ver lo inconsciente que era esta chica— Esa camiseta es muy ajustada, al igual que las mallas que estás usando...—le recordó con un tono cansado.

Aylin rodó los ojos ante estas palabras. Era cierto, ella estaba usando unas mallas que le llegaban hasta los tobillos, pero sobre estas estaba usando el short del uniforme de gimnasia; todo lo que estaba vistiendo dejaba mucho a la imaginación y ella no controlaba la imaginación de los demás.

— Que miren lo que quieran, no hay mucho que mirar de todas formas —le restó importancia, dirigiéndose a las bancas para buscar su botella de agua.

Aylin tenía un claro contraste con la protagonista, a ella no le importa lo que los demás piensen de ella a diferencia de Amber, quien pensaba demasiado en esto, realmente demasiado: había páginas enteras hablando sobre su inseguridad y su deseo de ser popular.

‹No soy buena con chicas como ella›. Suspiró Samantha, viendo a Aylin sentarse a menos de dos metros de ella a beber de su botella, tan cerca que incluso pudo escuchar la música que estaba escuchando ahora mismo.

— No halo. Baby, I'm the reason why hell's so hot. Inferno. Baby, I'm the reason why bad's so fun, hell's so hot, oh-so.

Al menos esta vez estaba escuchando algo que podía entender...

— Terribly terrible, she's the villain, one as sweet as caramel, she's my saint. Think I'm getting butterflies, but it's really something telling me to run away.

Estoy a favor de la villanaOnde histórias criam vida. Descubra agora