➛Capítulo 15 - Forasteros

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Su visión se tornaba momentáneamente borrosa, y el estar de cabeza no ayudaba mucho

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Su visión se tornaba momentáneamente borrosa, y el estar de cabeza no ayudaba mucho.

Su cabello caía en cascada, a un metro del suelo. Su rostro comenzaba a cambiar a un tono rojizo. Notaba como las siluetas se movían a su alrededor, no eran mas que chicos.

—Duermela, y después la llevamos —ordenó el mas alto y robusto de los cinco.

Uno de ellos en especial se acerco a ella, vertiendo el contenido de un frasco en un sucio paño. Jennie no tenía idea de lo que era eso, pero no tenía pinta de ser nada bueno. ¿Qué pensaban hacer con ella?

—¿Quienes son ustedes? —preguntó llena de pánico, su voz sonaba ahogada y sentía como el miedo invadía su cuerpo.

Nadie contestó su pregunta, y el anterior chico tomó con fuerza su cabeza, poniendo el sucio pañuelo en su nariz y boca. Jennie forcejeaba por quitárselo de encima, contenía la respiración para evitar oler lo que la haría perder la consciencia.

«Lisa. Lisa» se encarga de jadear de su mente, llamando a su Alpha con desespero.

Su pie se veía lastimado cada vez más con el movimiento de su cuerpo, y al no poder contener más el aire, dio una gran bocanada en busca de llenar sus pulmones: recibiendo a cambio un insoportable olor extraño. Al instante su cuerpo se quedo quieto, y el chico aparto el pañuelo una vez estuvo seguro de que había surtido efecto en ella.

Un fuerte aullido, amenazante, le hizo vibrar el pecho a Jennie, y los jóvenes licántropos adoptaron una pose en alerta, mirando en todas direcciones a su alrededor.

—¿Ah sido Hoseok? —cuestionó con cautela uno de ellos—. ¿Nos intenta alertar?

—Shhh —lo calló el mayor—. No ha sido Hoseok, debemos darnos prisa.

No debía cerrar los ojos, quería estar completamente despierta para saber donde es que la querían llevar. Pudo sentir como empezaba a descender con lentitud, hasta sentir la tierra húmeda bajo su cuerpo semidesnudo. Intento ponerse de pie, fallando miserablemente. Parecía que su articulaciones no querían obedecer a las ordenes de su cerebro.

«Lisa».

Una parte de ella quería hacerse una pequeña bolita en un rincón, gimiendo de miedo y llamando con desespero el nombre de la única chica con quien se sentía segura. Y la otra se reprendía por sentirse de esa manera, era una Cazadora, ¿que clase de comportamiento es este? Quería golpear su cabeza repetidas veces hasta sacarse esas ideas de la cabeza, pero ni siquiera era capaz de mover sus manos.

El siguiente aullido que llenó el aire, sonó mas cerca. Y esto pareció reflejarse en los ojos de sus secuestradores, pues la desesperación palpaba en cada poro.

—¡¿Quieren darse prisa?!

Pero apenas uno de los chicos paso sus brazos por debajo del cuerpo de Jennie para cargarla, se vio derribado por un destello blanco que la pelinaranja no pudo distinguir.

➳𝐋𝐮𝐧𝐚 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora