Prólogo

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Bisan-dong, 2009

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Bisan-dong, 2009.

Una niña de ojos celestes, piel canela hermosa, virgen, pura e inocente acompañaba a su madre a casa del hombre más temido de su barrio, Kim Namjoon, el mayor se situaba en su oficina, sentado en una silla de piel fumando un cigarrillo, la puerta fue tocada varias veces dejando pasar a una mujer ojerosa y que a simple vista se sabía que era drogadicta quien iba acompañada de una tierna y pequeña oveja a la guarida del lobo.

— Es ella, ¿cuánto puedes darme? — soltó sin consideraciones mientras hablaba nerviosa la mayor, mordía su dedo pulgar y sin ningún remordimiento miraba a su linda hija.

— Debo verla de cerca— dio otra calada a su puro antes de que la pequeña fuese empujada hacia él. Levantó el mentón de la niña observando sus ojos aguamarina, con un tono de piel dorado natural que parecía recién salido de la playa — 1 millón de wons y 10 bolsitas de la mierda que te gusta.

— Eso es suficiente — sonrió agradecida.

Namjoon se acercó al cajón donde solía guardar el dinero, sacó un poco al igual que 10 pequeños sobres que contenían heroína, se los entregó a la mujer luego de hacerla firmar un papel que afirmara que le había cedido a la menor.

Siendo entregada por su madre a un desconocido, Young Mi observó como la mujer la dejaba en el sitio, intentando alcanzar la pequeña a su madre, Namjoon se interpuso negando.

— Tú ahora vives aquí, me perteneces — aclaró y le hizo una seña a Jennie, la mayor de sus trabajadoras sexuales, quien se llevó a la menor junto a las otras chicas.

— Tranquila Young Mi — acarició su cabello, y las otras chicas se acercaron a darle un abrazo. La pequeña era la más joven entre las trabajadoras de Nam— con el tiempo te acostumbras.

Bisan-dong, 2015.

En el distrito de Bisan-dong un chico de cabello castaño de apenas 17 años caminaba junto a sus mejores amigos Jimin y Hoseok por las calles de su barrio, era pasado la media noche a esta hora solo los delincuentes y las prostitutas solían caminar por ahí.

Taehyung siguió su camino habitual junto a los chicos hasta que la vio ahí por primera vez, una chica hermosa que no parecía ser coreana de piel dorada, buen cuerpo, ojos celestes, pero con una mirada llena de dolor.

—De aquí somos —sonrieron sus amigos.

—Puedes adelantarte Tae —anunció Jimin— esto es para hombres.

— Soy un hombre —respondió con obviedad.

— Eres un niño. Vete con él Jimin, tú también eres un mocoso —ordenó el mayor y ambos obedecieron sin rechistar, no sin antes mirar hacia dónde iba Hobi, observando cómo el jefe o lo que sea que era la función de ese hombre le entregaba a la de ojos celestes.

— ¿A Hobi le gustan las prostitutas? — Tae lo miró desconcertado.

— A Hoseok, le gustan las mujeres. Él no las cataloga como prostitutas o chicas de casa, sólo son mujeres que lo satisfacen.

— ¿Y tú? — cuestionó el menor, Jimin soltó un sonido rasposo desde la garganta mientras caminaban, deteniendo ambos su paso.

— Para mi todas son bellas mujeres... pero no tendría una relación con una prostituta, es el peor error que podría cometer un hombre — señaló. Movió sus manos, dejando una con un poco más de altura que la otra. — Este es el nivel en el que están las mujeres de casa, aquellas que por lo menos cumplen mis requisitos. — agregó con galantería mientras sonreía— Y aquí están las chicas como ella, claro que pudo tener una vida de mierda para terminar dónde está, pero esa no es mi culpa. No me condenaría a estar con alguien como ella solo para hacerle sentir mejor.

TaeHyung no mencionó nada al respecto, simplemente se quedó procesando las palabras de su buen amigo.

Siguieron su camino sin inmutarse a las cosas de su alrededor, hasta que un cachorro se posó llorando frente a Tae. Un pequeño can de raza Pomerania que poseía un pelaje color negro con tonos cafés. Una belleza ante los ojos del amante del arte.

— Es hermoso — se agachó a su altura y lo tomó entre sus manos — ¿estás solo pequeño?

— Vámonos TaeHyung.

El castaño asintió, cargó al canino y siguieron su camino hasta su casa. Una vez que llegaron a su destino, luego de adentrarse, cada uno se marchó a su respectiva habitación, Taehyung tomó un poco de su shampoo y se adentró al baño para darle una ducha al cachorro.

— Que suerte que seas macho, no soporto a las mujeres — confesó mientras tallaba al peludo. — Te pondré un nombre, a partir de hoy eres mi nuevo y más fiel amigo... Yeontan.

El perrito soltó un ladrido aparentemente feliz, mientras sacudía su cuerpo del agua que le caía encima.

— ¿Te gusta? Se me ocurrió al ver tu color peculiar de pelaje, eres como la madera quemada y el carbón.

Una vez que terminó, tomó la pequeña camisa vieja que tenía ahí para secarlo, era lo más cercano a una toalla que estaba a su alcance.

— Yeontan ¿sabes algo? Jimin tiene razón, las mujeres como aquella chica, no valen la pena.

Una vez que termino, camino hasta la cocina y se preparó algo, perdiendo el apetito de un momento a otro le regaló el sándwich al pequeño cachorro, camino hasta la ventana y con la luz apagada miró la notoria luna, recordando a su madre, aquella maldita mujer, a quien aborrecía con todo su ser.

— Espero con todo mi ser... que estés muerta. No mereces menos.  

Holaaa!Espero les guste la historia y puedan contarme su opinión, les quiero! ❤️

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A Million Men • KTH • Resubiendo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora