Torpe cuatro ojos

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N/A: Segunda parte del One-shot «Un nuevo amigo»

En el futuro habrían razones más validas para discutir; por las innumerables veces que Hange lo dejó en vergüenza gracias a su imprudencia o por las incontables veces que discutieron por saber quién de los dos se quedaría con Armin y quién de los dos jalaría a Eren por las orejas. Pero en aquel tiempo, cuando apenas era unos jóvenes tontos, la convivencia era difícil.

En cierta oportunidad, cuando el orgullo era el ganador en sus peleas con Hange y su único escape era sentarse afuera de la base militar, y rogar que su baja estatura fuese de ayuda y tardaran en percatarse de su ausencia, lamentó no poder ahogar sus tristezas en una botella como hacia la gente que atravesaba penurias. A pesar de la distancia en la que estaba, podía oír el alboroto de los soldados dentro y fuera del cuartel. Resopló molesto, pero un par de hombres hablando de romances no le molestaba tanto como el hecho de haber peleado con Hange. Ya habían pasado un par de semanas y tal era el enojo que no se hablaban.

—Aquí estás —escuchó a Erwin y resopló una vez más.

«Maldita sea —se tensó—. ¡Me encontró!»

Erwin se sentó a su lado, había dejado un lado sus responsabilidades y después de peinarse el copete y buscarlo por todas partes, decidió hablar con él.

—¿Puedo preguntar que te tiene tan de mal humor? Digo, es costumbre tuya, pero últimamente estás insoportable.

«¡Genial! —Levi rodó los ojos—. Otro que necesita explicaciones»

—No es nada —quiso evadir el tema pero sabía que Erwin estaba enterado. No era una cualidad de Hange mantener la boca cerrada.

—Supongo que piensas que lo sé.

—Eres inteligente pero eso también lo sabías.

Erwin rió bajito. Levi no estaba contento y todo era culpa de la desquiciada de los titanes y su estrategia para no querer ni darle una mirada.

—¿Porqué pelearon esta vez? ¿Rompió el palo de tu escoba? ¿Te hizo parte de uno sus experimentos? Ah, ya sé, escondió tu pañoleta de repuesto —Erwin le lanzó situaciones erradas y nada más porque se estaba interesado en un tema que no era el sacrificio de los corazones, decidió contarle.

—Fue por una tontería —empezó a contarle eso que entorpecia su deber.

Porque cuando la gente decía que Hange hablaba hasta por los codos, era cierto y por alguna razón él parecía ser el único dispuesto a escucharla cuando nadie más quería hacerlo.

—¡Entonces le arranque el brazo al titán! —le hablaba y dramatizaba haciendo del cuento más interesante—. Yo no quería lastimarlo, ¡Pero no tenía opción! Teníamos que saber si el titán...

Y dejó de escucharla.

Era así todo el tiempo. Hange entraba a su oficina sin permiso, buscaba un lugar donde sentarse —que importaba si no encontraba uno, de pie podía tomar más aire y seguir hablando— y empezaba a contar sus experimentos y él fingía poner interés. Y si, varias veces intentó echarla pero en ninguna ella se doblegó. Por supuesto que eran amigos pero había días que Levi despertaba y no deseaba ni escuchar el cantar de los pájaros, menos sus teorías. Hange era comprensiva pero cierta vez, mientras andaba por ahí, una conversación llamó su atención.

—He visto que te la pasas con Hange para arriba y para abajo —la voz de Mike la reconocía dónde fuera. Su curiosidad la hizo pegar la oreja de la puerta—. Y que pasan horas y horas encerrados en tu oficina.

Hange se mordió el labio para no reírse. El tono en la voz de su gigante amigo era malicioso, con toda la intención de hacer enojar a su compañero.

—Querrás decir que tengo una paciencia admirable —habló Levi. Casi podía verlo allí sentado, con una pierna cruzada, las cejas ligeramente fruncidas y una taza con té caliente en su mano.

¹ 𝐎𝐧𝐞 𝐒𝐡𝐨𝐭𝐬 ── levihan [✔]Where stories live. Discover now