Tesoro

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Tranquilidad y silencio, pues aún era temprano con escasos rayos de sol, pero el presentimiento de estar acompañado lo hizo abrir sus ojos, encontrando la mirada de su hermana puesta en él.

- Nee chan, ¿qué haces? - dijo medio dormido medio despierto, pero abrió los ojos de inmediato al sentir el calor de las manos de la joven

- Te vez adorable cuando duermes - sonrió la joven, acomodando el cabello de su hermano

- ¿Qué haces despierta tan temprano y en mi habitación? Es fin de semana - se retorció un poco sobre la cama

- Lo sé, conseguí un trabajo de fin de semana y quería despedirme de ti sin despertarte, pero fallé - sonrió

- ¿Trabajo? - frunció su ceño, confundido

- Sip, llegaré en la tarde - y sin más besó la frente del Keisuke para luego marcharse.
Cuando su turno terminó, volvió a casa, su madre estaba en la sala viendo televisión junto al pequeño pelinegro, que cuando la vio entrar sonrió, con calma se acercó y saludó a su hermana con un abrazo
- Hola Baji, también te extrañé - sonrió tomando su rostro entre sus manos para mirarlo a los ojos

- Es más divertido cuando estás en casa - mencionó

- Me tendrás aquí toda la semana, mientras mamá trabaja y mientras yo trabaje mamá estará contigo - explicó
- Es justo que también pases tiempo con ella - apretó un poco sus mejillas

- ¿No le contarás? - preguntó Ryoko desde el sofá, algo seria, Vera miró atenta a su hermano al notar el tono de su madre.

- Mmh, claro, ven - tomó su mano y la llevó hasta su habitación donde buscó una libreta, entre esos papeles y algunos libros ilustrados cayó un pequeño amuleto morado, la joven se inclinó para recojerlo
- Aquí está, no es algo muy bueno pero mamá dijo que debías saberlo, no sé porqué pero...., toma - estiró una hoja sin voltear a verla, Vera tomó la hoja y la leyó con detenimiento

- También te va mal en el colegio eh?, Baji - dijo, el niño la miró al fin

- ¿Cómo que "También"? - preguntó

- Hmm, la verdad es que yo también voy mal, solo que mamá no lo sabe, dime, ¿por qué las malas notas? - se sentó en una esquina del escritorio

- Hay varias cosas que no entiendo y no se detienen a explicar de mejor manera - suspiró

- Se nota que no lo entiendes, sabes? Deberías buscar libros que puedan solucionar tus dudas, oh, yo tengo un libro ilustrado de ciencia, eso te ayudará, o también de biología - sonrió

- Bueno, gracias - sonrió avergonzado

- Oye, por otro lado, ¿qué es esto? - sacó el amuleto de su bolsa, el pelinegro lo miró con asombro

- ¿Dónde lo encontraste? - preguntó acercándose

- Cayó de tu escritorio - dijo dejando la hoja de notas a un lado

- Oh, bueno dámelo - estiró su mano pero la chica lo alejó de su alcance, notando algo dentro del amuleto.
Al sacarlo notó una foto
- Oye... - intentó quitárselo

- ¿"Tokyo...Manji"? - mencionó - ¿Te metiste en una pandilla? - preguntó sorprendida y algo preocupada

- No, bueno sí, pero no me metí, la creamos - dijo

- Mikey, Kazutora y tú junto con los otros tres ¿crearon una pandilla?, ¿ahora eres un delincuente juvenil? - lo miró

- Es especial, no es nada malo, solo queremos vencer a los Black Dragons, se metieron con Kazutora y él peleó sólo sin decirnos nada, no es justo que pelee solo - explicó, dichas palabras hicieron pensar a la joven

Solo recuerdosWhere stories live. Discover now