Dulce

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La puerta se abrió y entonces el menor del tatuaje salió con la mirada abajo, pero al mirar al frente y encontrar a Vera se sorprendió, estaba esperándolo con los brazos cruzados y una linda sonrisa.

- Hola Kazu - saludó, ladeando su sonrisa acercándose a él y acariciar su cabeza - ¿Cómo estás? - dijo mirando fijamente un moretón cerca de su ojo

- Hola Vera, gracias por venir - sonrió triste, pero en su rostro se notaba un ligero color rosado por la parte alta de sus mejillas
- E..Estoy bien - respondió a la otra pregunta

- Vamos, te invito una hamburguesa y mientras dime, ¿por qué caíste aquí?, recuerda que no es lugar para ti - lo abrazó tras los hombros comenzando a caminar

- Ahh, solo golpeé a un anciano, se estaba burlando de mi y no lo iba a permitir - frunció el ceño, pero al escuchar una pequeña risa de la joven su gesto molesto se fue

- ¿Y por eso te encerraron cuatro meses? Jaja, por mucho debieron darte dos meses o quizá ni siquiera pisar la correccional - dijo

- Ya lo sé, eso es lo molesto -

- Ja, vaya que las leyes son estúpidas - agregó

- Sí, pero ahora el problema es la
escuela - suspiró con pesadez

- Eso es lo de menos, será fácil, solo fueron meses, malo que fueran años, a los profesores no debe importarles y mucho menos a tus compañeros, pero si es así, dales una lección fuera de la escuela, es mejor que adentro - comentó

- Pff - contuvo su risa

- ¿Qué? - volteó a verlo y sus miradas chocaron, provocando un latir intenso dentro del pecho de Kazutora, nuevamente

- Creí que me dirías algo como "no meterme en problemas", "mantener el orden, el respeto" y cosas así - sonrió

- Nah, tú bien sabes que hay veces en las que esos soquetes se merecen una patada en la cara - sonrió
El menor la miró admirado y una sonrisa boba, era la segunda persona que lo comprendía, su cariño hacia ella iba desarrollándose cada que miraba la importancia que le tenía a él.

- Eres genial Vera - dijo mirándola y de nuevo sus vistas chocaron, la joven sonrió con cariño

- Gracias, tú también... - tocó la punta de su nariz con la yema de su dedo índice
- Bueno, Baji te extrañó bastante esos cuatro meses, quería venir conmigo a recogerte pero lo convencí de que fuera a la escuela - rió bajito

- También los extrañé, Baji es...como un hermano mayor para mi, además de ser mi mejor amigo - mencionó alegre

- ¿Y yo? Tu mamá, no? Jaja - rió, acariciando la cabeza del menor y de paso desordenando algunos cabellos

- No.., no puedo verte así - se puso nervioso - Pero eres importante para mi, ...es algo confuso - agachó la mirada casi susurrando sus palabras finales y eso llamo la atención de la joven

- ¿Confuso en qué sentido, Kazu? - preguntó y entonces notó su rostro sonrojado de repente, llamando su atención

- No sé - respondió, tomando sus propias manos para jugar con ellas

- Cuando lo tengas claro, ¿prometes decírmelo? - preguntó con esa sonrisa suya que inspira confianza y dulzura

- Sí - respondió igual con una sonrisa, pero con su mirada llena de un brillo inexplicable.

Llegaron al pequeño local y entraron, sentándose en una mesa libre, pidieron la hamburguesa que querían y una de más para cuando llegara Baji.
La pasaron hablando de cualquier cosa que ambos decidieran comentar por más repentino que fuera hasta que la puerta del lugar fue casi azotada con la pared, llamando su atención, era quien esperaban, que se acercó con prisa y se sentó del lado de su hermana para tomar de su soda.

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