Vera Keisuke

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Al llegar al hospital, solo recibieron malas noticias, pues Vera murió en el quirófano. El llanto de su madre era imparable, el dolor claramente era insoportable, las enfermeras hacían el intento de consolarla pero, nada funcionaba.

Baji miraba fijamente hacia el fondo del hospital con los ojos rojos, sin creerlo.

- Nee chan - murmuró, no quería creer que su hermana había muerto, menos de una forma tan atroz, intentó acercarse a la sala de operaciones pero una de las enfermeras lo detuvo

- Chico, no vayas allá - dijo con voz triste

- ¿Ahí está mi hermana? - preguntó derramando sus lágrimas

- Pequeño... - frunció el ceño

- Nee chan, ahí...ahí está Nee chan, mi hermana - su voz comenzó a quebrarse
- ¡¡Vera!! - la llamó, queriendo ir pero siendo retenido por la enfermera - ¡Vera, por favor! - sollozó, forcejeando con desesperación
- No puede ser cierto - murmuró dejándose caer al suelo - Mi Nee chan, Nee chan - sollozaba apretando los puños - ¡No me dejes! - exclamó mirando la enorme puerta blanca, cerrada

- Baji, amor, tranquilo - se acercó su madre, abrazándolo con fuerza

- Mamaaa~! - la abrazó igual, ambos dolidos en medio del pasillo.
Siendo observados por las enfermeras y algunos pacientes, el medico intentaba calmarlos para poder empezar con todo el papeleo, pero no sería nada rápido, por lo que la noche sería muy larga.
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Al día siguiente, Baji difundió la noticia al ir a la casa de los Sano y a la de Kazutora.

- ¿Qué? - preguntó Mikey, sin creerlo, Shinichiro salió poco después detrás de su hermano

- ¿Qué pasa?, Hola Keisuke - saludó

- Shin..., mi...mi hermana.. - frunció el ceño con los ojos rojizos, llamando la atención del mayor, dándole un muy mal presentimiento - Fa..falleció - dijo

- ¿Qué? - preguntó en shock

- Fue ayer - volvió a romper en llanto, Mikey lo abrazó mientras Shinichiro se mantuvo serio con una expresión dolida, después se agachó y abrazó al pelinegro.
- Lo siento, sé...que la querías - dijo entre fuertes sollozos

- Está bien, yo lo siento - dijo, sobando su espalda, después entró de nuevo a su casa, Mikey se quedó un momento más con su amigo hasta que se calmó, después fue con Kazutora.
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Kazutora no sabía reaccionar, su respiración se agitó y comenzó a llorar.

- Ella...quería darte esto cuando venía para acá - le entregó otra bolsa de regalo

El chico la recibió, tiritando, de ella sacó los chocolates y el peluche del tigre, en la base del peluche encontró una nota que no tardó en leer.
"Adorable como este muñeco, pero imponente como un tigre verdadero, así eres tú mi pequeño Kazu"

Con la mirada triste, miró el peluche mientras un gesto lleno de tristeza se dibujaba lentamente en su rostro, sus lágrimas caían por montones y de forma fluida, recordó las sonrisas qué Vera siempre le dedicaba y abrazó al tigre con fuerza entre sus brazos.

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- Lo siento, Tora - dijo, abrazándolo

- Yo la amaba - sollozó - Pero...me..me conformaría....con tenerla...pre..presente - decía entre lágrimas
- Lo lamento...Baji, no tenía que pasar eso - se lamentó, calmando un poco su llanto

- Lo sé - sollozó un poco el pelinegro
- Nos vemos - dijo, separándose del abrazo y acarició su cabeza, arrepintiéndose poco después al recordar que así le hacía su hermana, ambos fruncieron el ceño y volvieron a casa.
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El día del velorio, se presentaron los vecinos cercanos a Ryoko, brindándole apoyo mientras rompía en llanto frente al ataud de su hija.
Por su parte, Baji y la mayoría de sus amigos estaban fuera, también brindándole apoyo mientras intentaba resguardar sus lágrimas.

- Oye, no hagas eso - decía Shinichiro
- No aprendas eso de Manjiro, si necesitas llorar, hazlo, Keisuke - sobó su espalda, recibiendo un repentino y fuerte abrazo del menor que no tardó en sollozar con fuerza, siendo correspondido por el Sano y todos los fundadores de ToMan, quienes no se acercaron a ellos, pero se mantenían presentes para Baji.

Kazutora mantenía consigo el peluche del tigre, lo sujetaba con fuerza mientras veía a su amigo derrumbarse y los recuerdos lo invadían, desde el momento en que la conoció hasta el último día donde le confesó sus sentimientos.
Le dolía tanto el corazón...
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Al llegar a casa, tanto Ryoko como Baji fueron a su habitación luego de que la mayor le deseara buenas noches al besar su frente, aunque ambos sabían que no iban a dormir.

El pequeño cerró la puerta y subió a su cama, comenzando un llanto silencioso, a un lado suyo encontró el gato de estambre, el cual tomó entre sus manos y recordó todo ese día de su cumpleaños.
Acarició la cabeza del gato mientras le dedicaba una mirada llena de dolor y tristeza a sus grandes ojos de botón, entre sus dedos acarició el dije ovalado donde estaba grabado el nombre de su hermana, al abrirlo, sus ojos derramaron más lágrimas al encontrar la pequeña foto de Vera con su gran sonrisa, mientras que en el lado de la tapa, estaba la foto de ambos, abrazados.

- Nee chan - sollozó bajando la cabeza y luego abrazó al gato.
Después de un momento, Baji calmó su llanto y se levantó, yendo a su escritorio, donde de su estante sacó el libro de biología, fantasía y animales, ese que recibió en su cumpleaños, más los dos que le había regalado su hermana. Leyó el comportamiento de las flores que más le gustaban a Vera, ese cuento donde las estrellas bajan del cielo y al morir vuelven a brillar y por último, leyó el apartado del gato en el último libro, pues ambos amaban a ese animal, ella le había inculcado ese amor incondicional por los gatos.

Ahora se preguntaba, si su hermana se había convertido en un arbusto de hortensias, si ahora brillaba en el cielo como una estrella, o si iría a visitarlo pero convertida en un felino.

Quería tenerla cerca, aún quería sentirla a su lado.

- Nee chan, por favor - imploró, no quería aceptarlo, pero eso solo causaba más dolor a su corazóncito - ¿Puedes arroparme hoy? - preguntó a la nada, llorando nuevamente - Me gustaría dormir a tu lado una vez más - murmuró con la voz rota, dejándose caer en su cama, abrazando nuevamente el peluche del gato, esperando que el cansancio del día por fin le diera el consuelo de dormir.

Dormir y verla ahora en sus sueños, al menos en sus sueños.

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