Final Original 🥀

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Lo que construimos

Natalia Lafourcade ~♬

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Era desgarrador, demasiado absurdo para ser real, pues su cabeza se negaba a creer que lo había perdido todo, todo en la vida.

Llegó a su apartamento con el corazón hecho pedazos, las lágrimas inundaban su rostro, cayendo involuntariamente, era una tristeza que no podía controlar, su cuerpo se sentía debil y su pecho sentía un enorme vacío terriblemente doloroso.

Se recargó en la puerta de la entrada y dejó que su espalda se deslizara por la misma quedando sentada sobre el suelo con la mirada perdida, los ojos desorbitados y los párpados hinchados, se lamentaba mientras su mente reproducía recuerdos, uno tras otro, tanto así que parecía que estaba alucinando, como si de su mente se proyectaran los recuerdos a vivo color y presencia, como si siguieran ahí, pero sin que ellos la vieran.
Como si fuera solo una película que pasó en su mente, una escena que termino demasiado rápido.

Podía verlos.

Podía verlos a los dos, desde que eran niños, persiguiéndose entre sí por todo el apartamento.

Sentados en el sofá viendo su serie favorita, ella junto a ellos disfrutando del Yakisoba, la comida favorita de ambos.

Cuando empezaron a crecer y a llevarse un poco más pesado, hasta cuando su bella hija cumplió los veintitrés y su querido hijo los catorce, si los dos se hubieran mantenido juntos..., vivos hasta ahora, ella sería la madre más feliz del mundo.

Recordaba su sonrisa, tan parecida entre ellos y tan parecidos a ella, el cómo disfrutaban ser hermanos, ser familia.

Cerró sus ojos con inmenso dolor e impotencia, abrazando con fuerza la foto de su hijo, de Keisuke Baji, que ahora era adornado de un listón negro.

Su mirada ubicó el pequeño mueble que resguardaba un pequeño altar donde la fotografía de su hija reposaba con el mismo moño negro, le dolía en el alma que ahora la acompañara su hermano, su hijo menor.

Era un dolor infernal, sus lamentos se convirtieron en grandes gritos desgarradores de dolor que inundaban el apartamento y por su puesto, alertando a algunos vecinos.

Le dolía perder a los seres más importantes de su vida, aquellos que le brindaron sentido a despertar el día siguiente, un consuelo para la soledad qué alguna vez sintió al ser una madre soltera.
Su mente intentaba razonar, comparar cual de los dos fue más doloroso, si ver el cuerpo inerte y pálido de su hija, o presenciar como aquella maquina dejaba de registrar los latidos del corazón de su hijo, muriendo frente a ella poco después de salir del quirofano.
Sin embargo, su corazon sentía que era un dolor igualitario, inmenso e indescriptible.

¿Cómo se supone que asistió al funeral de sus dos hijos?, ¿No se suponía que ellos precensiarian el velorio de su madre después de tener largas y felices vidas?, ¿Por qué debía ser Ryoko la que se vistiera de negro para ellos?

¿Cómo se supone que se recuperaría de eso?

En su lecho de tristeza, recostada sobre el sofá con la mirada perdida y el corazón hecho trizas, mantenía aquella foto de Keisuke entre sus manos, como aquella vez que lo recibió en sus brazos por primera vez.
En su profundo vacío y desolación, nada existía para ella, y todo sonido era hueco, sin sentido, por eso mismo no sabía que tres de sus vecinos intentaban saber de ella al tocar la puerta del apartamento, pues los golpeteos en la puerta eran sonidos casi sordos, lejanos, irreales.

Solo recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora