Tiempo

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Ese mismo día, antes de marcharse de aquél apartamento, Baji entró de nuevo a la habitación qué le pertenecía a su hermana.
Todo estaba vacío, solo se encontraba la cama y el escritorio de bajo de la misma, ya nada tenía la decoración que ella le había impuesto, ni si quiera el papel tapiz estaba, soltando una bocanada de aire subió la litera y se recostó sobre la cama, mirando fijamente el techo blanquecino.

- Creo que por fin se acabó, eh? - dijo en voz baja, después se levantó y recordó todo lo que alguna vez pasó en esa habitación.
Su corazón se sentía tan vacío como el cuarto, y entonces entendió por fin que ella jamás volvería, que ahora solo serían él y su madre, ahora él debía protegerla, comprendió por completo el porqué debían marcharse de ahí.

Bajó de la cama y cerró la puerta con cuidado, dirigiéndose a la salida del apartamento donde su madre se encontraba hablando con los nuevos dueños, les entregó las llaves y una copia de su contrato para luego girar se y sonreírle a su hijo.

- Vamos - dijo

- Bien, te ayudo - tomó dos de las maletas restantes, se despidieron del nuevo inquilino y fueron hacia la otra unidad, ésta vez en el quinto piso
- ¿Por qué no hay elevador aquí? - preguntó algo molesto y cansado

- No lo sé, pero no estaría nada mal qué lo hubiera - jadeó Ryoko - Nos acostumbraremos - sonrió

- Que positiva - dijo Baji, entre dientes, pues ya deseaba llegar.

Al estar frente a la puerta, sacó la nueva llave y abrió el apartamento, donde ya estaban las cajas con sus cosas y obviamente el espacio era un poco más reducido.

- Ahh, bien, dulce hogar - dejo la maleta en el piso al igual que Baji - Bueno, ésta maleta es tuya y las cajas cerca de la ventana son tus cosas - señaló

- Con razón estas dos pesan más - se quejó

- No exageres, ahora escoge tu cuarto - dijo

- El que está lejos de la puerta, ese será mío - dijo, tomando de nuevo una maleta, que dijo su madre que era con sus cosas, y se dirigió allá
- Okey, empecemos de nuevo - dijo, desempacando y poniendo orden en su nuevo cuarto.
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En una de las reuniones de ToMan, todos los integrantes, capitanes y sub capitanes asistieron, pero fueron pocos los que notaron la ausencia de Kazutora, por lo que al terminar la reunión, Baji fue a la casa de su amigo.

Al llegar, bajó de su motocicleta y tocó la puerta.
La madre del chico la abrió, recibiendo una mirada de desagrado.

- ¡Kazutora! - llamó, irritada - ¡Si vas a traer a tus amigos al menos avisa! - gritó, entrando de nuevo a la casa y sentándose en la mesa a trabajar.

- Pues..., permiso - dijo el pelinegro, entrando y a punto de cerrar la puerta

- No la cierres, vamos a salir - dijo, abrazándolo por los hombros y saliendo de casa, cerrando la puerta tras ellos
- Vamos a cenar algo, ¿qué dices? - propuso

- Claro - contestó Baji, montando su moto de nuevo, su amigo subió detrás de él, yendo a un local cercano.
Bajaron y al entras buscaron una mesa pegada a la ventana - Hoy hubo reunión con la pandilla - dijo

Kazutora asintió.

- Sí, me llegó el mensaje - dijo

- ¿Y por qué no fuiste? - preguntó

El joven solo suspiró y se recostó sobre sus brazos en la mesa.

- La verdad...no tengo ánimos para nada, Baji - dijo - No sé cómo lo tomes tú pero, para mi es como un infierno - miraba hacia la ventana, el cómo los coches pasaban lo distraía un poco

Solo recuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora