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El ambiente del lugar estaba lleno de voces adultas conversando y algún sonido de teléfonos celulares. Minho estaba sentado observando el escenario impaciente mientras miraba el reloj de su muñeca, era casi la hora y podía ver algunas pequeñas cabezas asomándose por las cortinas de vez en cuando y a él solo le tocaba sonreír.
Abrió su celular para enviar el último mensaje mientras veía a una señorita acercarse al escenario con el micrófono y las luces comenzaban a ponerse tenues.
-En unos minutos vamos a presentar la siguiente función.
Las voces se hicieron más fuertes y Minho solo suspiró reposando sobre las sillas mientras su preocupación aumentaba. Los segundos pasaron y antes que las cortinas fueran a abrirse, notó como una figura conocida se sentaba a su lado.
-El tráfico es horrible- mencionó en un susurro mientras acomodaba algunas cosas cerca de su asiento -¿Ya saldrá?.
-Sí, estaba preocupado porque no contestabas el teléfono.
Jisung sacó el celular para darse cuenta que lo tenía apagado.
-Ups.
La cortina se abrió y las palmas empezaron a sonar por todo el lugar. En ese escenario un conjunto de niños y niñas estaban con diferentes trajes, el día de hoy era el cuento de Hansel y Gretel. Minho sacó su celular filmando mientras observaba a la peculiar niña de vestido verde hacer su mejor presentación.
Ante los ojos de ambos, fue un espectáculo, Yuna se había transformado en una niña de 4 años maravillosa, con una cara de angel pero una personalidad deslumbrante.
Tenía alma de líder a su corta edad, hablaba como si fuera una adulta, a veces era un poco engreída pero tenía un corazón noble con sus compañeros.
La voz dulce y melodiosa al cantar era algo que definitivamente heredó de Minho pero la singular belleza era cien por ciento de Jisung. El rubio agradecía que la personalidad de Yuna no haya sido como la de él.
Fueron los mejores 10 minutos de sus vidas, aunque siempre habían momentos divinos con ella. Apenas todo terminó, los niños se tomaron la mano para despedirse y la pequeña no dudó en enviar un beso volador a sus padres.
-Quiero apretarle esas mejillas- exclamó Jisung emocionado.
Debían esperar unos minutos más antes de poder levantarse e ir al salón donde todos los pequeños estaban abrazando a sus seres queridos. Minho tomó de la mano a Jisung caminando hasta la puerta de aquel lugar para ver a Yuna interactuar con los demás pero abandonando su conversación apenas se fijó en sus padres.
