5. Me importas

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Después de la extraña situación de hoy, Chiara se notaba más pensativa cuando la volví a ver por última vez a la hora de la salida. No me dijo nada más con respecto al beso que le di, y yo tampoco saqué el tema cuando nos despedimos porque no tenía intención de incomodarla. Me desconcertó bastante la actitud de Giulio, sabía que algo no andaba bien y esperaría el momento justo para que habláramos personalmente, ya que durante el resto de clases no tuvimos la oportunidad de hablar y fue el primero en irse a la salida.

Mi madre me llamó para cenar, bajé a poner la mesa como de costumbre y los tres nos sentamos aparentemente en buenos términos. Cuando creí que por fin sería un momento pacífico en familia, papá contradijo a mamá y ya me preparé para retirarme. Los gritos y regaños de mis padres hicieron presencia nuevamente, a la par que yo corría por las escaleras a encerrarme en mi habitación.

Cerré la puerta y pegué la espalda contra ella, deslizándome por la madera y cayendo sentado con las rodillas entre mis manos. Mi celular yacía al borde la cama, lo tomé y el primer contacto al que se me ocurrió llamar fue a mi mejor amigo Pac. Seguía confundido por lo que sucedió hoy, pero yo confiaba plenamente en Giulio y no habría nada que lograra separarnos.

¿Pietro?— habló Pac al otro lado de la línea. Se oía preocupado, sabía que si lo llamaba nunca era por algo bueno.

Se divorciarán, Giulio— mi voz se quebró— no quiero pero estoy harto de las discusiones.. y-yo.. ¿por qué no pueden llevarse bien por mí siquiera?— sollocé, dejando salir mi pesadumbre.

Escucha, iré a buscarte, mientras prepara algo de ropa ¿de acuerdo?

De acuerdo..— en cuanto me escuchó, Pac colgó.

Giulio

Ni bien tocó el timbre, salí casi corriendo de la escuela para evitar ver a Chiara y Pietro después de la tremenda escena que monté horas atrás. Por suerte no alcancé a despedirme de nadie, así no me interrogarían sobre el por qué de mi actitud tan inusual. Al llegar a casa le dije a mis padres que no me llamaran para cenar, por lo que pasé el final del día en mi habitación y permanecí acostado en mi cama sin fuerzas para enfrentar el día siguiente. Debido a mis bajas notas, jamás me dejarían faltar un solo día a clase.

Evidentemente mi arrepentimiento después de comportarme como un celoso sin motivos fue casi instantáneo. A pesar de lo que sentía por ella y lo mucho que me dolía, la verdad Chiara y yo ni siquiera éramos amigos en sí. Éramos compañeros de clase que se hablaban ocasionalmente y en muchas de esas veces era porque Pietro me mandaba a indagar sobre sus gustos. Yo era consciente de lo relativamente poco cercanos que éramos, debido a que tracé una línea entre nosotros cuando me prometí no traicionar a Pietro. El misterio del por qué Chiara me quiso aclarar la situación descontextualizada me estaba consumiendo, «¿también le gusto?» ideé inconscientemente al dormitar en la cama.

Dejé mi celular con sonido en la mesita de luz hace horas. Me encontraba dando vueltas y vueltas en mi cama tratando de conciliar el sueño para evitar lamentarme por mis acciones. De vez en cuando oía las notificaciones de mensajes, pero supuse que eran los chicos en el chat grupal hablando sobre la apertura de mañana. En el instante que creí poder ser capaz de dormir, el tono de llamada ensordecedor me despertó totalmente. Era Pietro en una de sus crisis por culpa de sus padres, nunca lo había oído tan mal como hasta ahora así que me preocupé mucho y le aseguré que iría a por él.

Salí de mi casa pedaleando mi bicicleta a toda velocidad en dirección a casa de Pietro, que por suerte solo quedaba a unas cuantas cuadras de la mía. Llegué, trepé por la planta enredadera e ingresé a su habitación por la ventana que ya estaba abierta con mucha prisa. Lo encontré tendido en el suelo en posición fetal, al parecer inconsciente y su pecho subía y bajaba con la respiración.. ¿normal?

Madly in Love | Giulio Paccagnini (DI4RI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora