6. Luz de la luna

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Lo que más me gustaba de vivir en Marina Piccola era la agradable armonía en la isla y su seguridad para los pobladores. Podías salir sin compañía a cualquier hora del día y difícilmente correrías peligro, he allí la gran diferencia con Roma donde todo era más.. complicado. Bien, pensar acerca de mi pasado en la ciudad donde crecí no venía al caso, al fin y al cabo llegué aquí con mi familia para empezar de cero como habíamos acordado.

Los minutos valían oro para cuando Giulio aceptó el encuentro, mi cabello estaba hecho un lío y menos mal que ya tenía algo decente puesto, pues no me daría tiempo a cambiarme de ropa. Combiné mi vestido veraniego color azul noche con unas zapatillas blancas simples, peiné mi cabello por encima muy deprisa y acomodé mis ondas naturales solo con mis manos. Escaleras abajo, me miré en el espejo de la sala antes de salir y mi rostro lucía bien para no tener nada de maquillaje.

Me tomó unos pocos minutos llegar hasta la playa en mi bicicleta, el trayecto fue tranquilo y miraba las diminutas estrellas de vez en cuando. Había bastante gente en los alrededores, las luces anaranjadas de los bares y restaurantes cercanos alumbraban la playa con una sensación cálida en medio del clima fresco que había.

Aparqué la bicicleta en el muelle, miré a mis alrededores en busca de un sitio cómodo y encontré uno maravilloso; una cama de playa blanca con la vista más bonita al mar. Fui a sentarme rápidamente antes de que la ocuparan, y saqué mi celular para avisarle a Giulio que ya estaba aquí.

Chia ✿︎♡︎

Ya llegué, estoy sentada en la cama de playa más cercana al muelle.
21:36

GiuliooOo ☺︎︎❣︎

Ya estoy aquí también.
21:36

¡Ya te vi! :)
21:37

En ese mismo instante me apresuré a arreglar mi postura encorvada, acomodé mi vestido y bloqueé nuevamente la pantalla del celular. Apoyé mi rostro entre mis manos, haciendo que mi cabello caiga por mis hombros y solo pudiera mirar al frente y a mis pies. Aproximadamente dos minutos después, sentí un peso hundir levemente el colchón por lo que me exalté un poco y miré a mi costado, viéndolo mirar hacia el frente para luego dirigir su atención a mí.

Intenté simular que no me quedé totalmente anonadada cuando lo ví a los ojos, pese que a mis dedos arrugando la tela de mi vestido ya me delataron desde un principio. Tenía un aspecto sutilmente distinto, su cabello que solía llegarle por la nuca, estaba recogido en una pequeña coleta baja con uno que otro mechón más corto saliéndose de esta.

La camisa de mangas cortas color hueso que llevaba, le combinaba a la perfección con sus pantalones cortos beige, medias blancas y zapatillas del mismo color. Alrededor de sus hombros traía amarrado un suéter marrón claro que complementaba a la perfección su vestimenta.

Giulio se veía increíblemente bien.

—El clima en la noche siempre es agradable, ¿no crees?— me sonrió afablemente, tras haber acomodado un mechón ondulado tras su oreja.

—Sí, me gusta mucho— repliqué asintiendo con una leve risa— lindo peinado.

—Gracias, lo recogí porque es imposible de acomodar— rió por la nariz y bajó la vista a mi ropa— tu vestido.. te queda muy bonito el azul— me miró con una sonrisa tímida.

Le agradecí bajando la mirada nerviosamente a mis manos durante unos segundos, pues el ardor en mis mejillas había dado presencia. Me puse de pie y le sugerí caminar a la orilla del mar, donde mejor se apreciaba la luz de la luna que tenía un brillo especialmente fuerte esta noche. Nos sacamos las zapatillas, y así fuimos recorriendo con los pies descalzos que eran empujados por las olas.

Madly in Love | Giulio Paccagnini (DI4RI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora