11. Debí haberte besado

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Al contrario de lo que fue la caótica mañana, el transcurso del día fue tranquilo y entretenido gracias a la tarde de estudios en casa de Livia con Isabel y Mónica. Estuvimos preparando varios adelantos para los exámenes durante un par de horas, pero más tiempo nos llevó la charla posterior sobre el tema favorito de Isabel, ahora que ya estábamos desocupadas; los chicos. No había otra cuestión que le fascinara más que mencionar cuán shockeante sería reencontrarse con el chico de su primer beso, los rumores de la escuela sobre las posibles nuevas parejas del mes y que quizás el próximo año ingresarían algunos de Marina Grande a nuestra clase. ¿No eran ellos mayores que nosotros? En fin, ninguna de nosotras se atrevió a cuestionarlo porque a decir verdad siempre resultaba intrigante lo que tenía para contarnos.

En la sala, yacíamos esparcidas por el sofá comiendo una que otra palomita instantánea hechas por Livia. Pusieron algo de música para ambientar.

—Ya les digo yo que Matteo no durará ni un mes con su nueva novia— Mónica manifestó desmesurada— es un patán.

—Descuida Mónica, lo que él haga ya no me importa— dijo Livia en un tono blando— no vale la pena.

—En realidad, ¿qué chico vale la pena?— Isabel suscitó cruzándose de piernas en la cama— si no los idealizamos no son nada.

—Touché— Livia chasqueó la lengua chocando palmas con Isabel.

Carecía de algo significativo que aportar a la vehemencia de la conversación sobre la mediocridad de los chicos, siendo que desde que Mónica nos estaba explicando álgebra avanzada no había hecho más que pensar en las suaves manos de Giulio sujetando mi cintura como si de una flor delicada se tratase. La calidez de sus mejillas y su mirada etérea se habían prestado tantas veces para que me animara a besarlo, en cambio mi inseguridad y cobardía me ganaron por completo cuando tuve la oportunidad de oro en el gimnasio. «¡¿por qué era tan difícil animarme a hacerlo?!» creía conocer la adrenalina que se tenía al gustar de alguien, pero ahora que lo estaba viviendo, he caído en cuenta de que no tenía ni idea.

Y sí, en algún punto de sus bandas de cabello deportivas y sonrisa repleta de afabilidad, dejé de preguntarme el porqué tenía que ser Giulio el protagonista de mis sueños más ansiados cada vez que me iba a dormir. Las notas de estudio escritas a su puño y letra que secretamente comencé a coleccionar cuando limpié los apuntes guardados en mi casillero, el amplio anhelo que tenía de que volvamos a escuchar una canción juntos y finalmente dejemos que suceda lo que deba suceder.

Me estuve muriendo de ganas por decirle lo que verdaderamente quise hacer, y como mi corazón enloquecía, no tuve más remedio que cumplirlo. Tenía claro que no debía ir directo al grano, si lo hacía capaz parecería que estoy obsesionada. Entre que mis amigas se estaban matando de risa por alguna tontería, mi mente vagaba sobre aquel mensaje que le envié unos minutos atrás. Me mordía las uñas frenéticamente, apagando y encendiendo la pantalla de bloqueo del celular.

Chia ✿︎♡︎

Quizás no estés muy de ánimos, pero me pregunto qué haces cuando no puedes hablar con tu mejor amigo.
17:12

No te ha hablado, ¿verdad? Él se lo pierde. Te extrañará tarde o temprano.
17:12

GiuliooOo ☺︎︎❣︎

Todavía no me ha respondido.
17:14

Ahora mismo estoy sentado en mi habitación jugando nuestro videojuego favorito.
17:15

Comiendo helado. :(
17:15

Chia ✿︎♡︎

Madly in Love | Giulio Paccagnini (DI4RI)Where stories live. Discover now