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Dos semana antes de Navidad y Jimin ya podía formar pequeñas oraciones. Le escribía pequeñas notas a su madre con torpes dibujos que la mujer guardaba con mucho amor en su cajón y otros los pegaba en la puerta del closet para contemplarlos de vez en cuando.

Era sábado y ambos niños aún con la pijama puesta se encontraban acostados sobre el suelo y con todos los crayones y lápices de colores regados por todas partes, escribían sus mejores cartas para Santa.

Jimin escribía con aún un poco de dificultad pero siempre decidido a lograrlo, espiaba de vez en cuando la carta de Namjoon que al descubrirlo le sacó la lengua y tapó la hoja para escribir en secreto.

— ¡No es juto hyung! Quiedo saber cuál es tu deseo.

— ¡No hagas trampa! No puedes ver, es un secreto.

Un puchero se formó en los labios del pequeño rubio haciendo reír a Namjoon. Continuaron escribiendo hasta que llegó la madre de Jimin para indicarles que era hora de tomar un baño y prepararse para desayunar. Los niños dejaron sus cartas sobre el suelo y corrieron juntos a llenar la tina de agua tibia, como siempre Namjoon dejaba que Jimin pusiera jabón para hacer espuma y jugaban juntos formando graciosos peinados y riendo con complicidad.

Cuando sus deditos estaban tan arrugados como ciruelas pasas, salían de la tina envueltos en la toalla para secarse. Namjoon le daba la ropa que ya no quedaba y que tenía guardada muy al fondo de su cajón a Jimin y le ayudaba a peinarse y juntos tomados de las manos bajaron las escaleras para sentarse en la enorme mesa para comer.

— Vamos Jimin, nosotros comemos en la cocina — mencionó su madre con una sonrisa. El rubio con decepción se despedía de su mejor amigo pero éste de un salto se levantó y llamó a su madre.

— ¡Mamá, Jimin no puede alejarse de mí! ¿Puedo comer con él en la cocina?

La madre sorprendida por la petición no encontró ninguna cosa que le fuera impedimento para no cumplir el deseo de su hijo y aceptó. Jimin se puso tan contento que daba saltitos de alegría y tomó la mano del más grande para dirigirse a la cocina donde la madre del rubio les iba a dar de comer.

Una noche antes de irse a dormir, Jimin escuchó que el teléfono de su madre no paraba de sonar y esta sentada sobre la cama no hacía nada por contestar

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Una noche antes de irse a dormir, Jimin escuchó que el teléfono de su madre no paraba de sonar y esta sentada sobre la cama no hacía nada por contestar.

— ¿Qué pata mamá? — preguntaba el niño con inocencia. La mujer conteniendo sus lágrimas sonrió y acarició tiernamente la mejilla de su hijo para responderle: — Nada mi amor. ¿Estás listo para dormir con Namjoon?

El niño asintió y dió un besito de buenas noches a su madre para caminar en puntitas hasta la habitación de arriba. Una vez sola en su dormitorio, la mujer tomó la llamada con el miedo calando su ser.

Los años sin tí ~ NamMinTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang