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Jimin miraba todo a su alrededor con ojos brillantes. Los hermosos y frondosos árboles que ya habían cambiado de color por el otoño que estaba por terminar, daban una vista preciosa del lugar.

Tomado de la mano de Namjoon y como un niño pequeño al que le maravillaba todo a su paso, señalaba las hermosas edificaciones medievales, se tomaba fotos en cada rincón y obligaba al hombre a posar de diversas maneras graciosas.

Recorrieron varios lugares en la capital, las montañas, los hermosos lagos, el clima templado y para Jimin era tan mágico el sitio y la compañía que le hacía olvidar todo lo malo. Lo único que tenía en su mente y en su corazón era ese hombre frente a él tomando una taza de café.

— ¿En qué piensas? — preguntó con curiosidad Namjoon, notando que Jimin se encontraba embelesado viéndolo fijamente con una amplia sonrisa.

— En ti y en todo lo que has logrado hacer en mí.

Namjoon suspira profundamente y le regala una sonrisa agradecida al chico antes de tomar su mano y besarla con suavidad. Jimin tiene que aceptar que cuando el hombre lo toca, su corazón se paraliza y siente que podría derretirse cómo mantequilla.

— ¿Te gustaría dar un paseo en bote por el lago? Podremos ver el atardecer desde ahí — comentó Namjoon y Jimin asintió contento. El menor terminó su postre saboreando cada bocado ante la mirada llena de ternura del hombre que también terminaba su café.

Ambos salieron del hermoso establecimiento y Jimin se aferró a su brazo para abrazarlo y continuar su paseo. A su alrededor, las personas caminaba en silencio, todo era tranquilo y acogedor, vio con ternura a lo lejos una familia que disfrutaba de un helado, suspiró profundamente y siguió caminando hasta llegar al auto. Namjoon muy caballero, le abre la puerta para que entrase y el chico en su interior solo siente que se ha ganado la lotería. Durante el camino hacia el lago, los enormes árboles los acompañaron en todo momento, tanto así, que le pareció un tanto abrumador. En un punto del camino, tuvieron que parar y esperar que un grupo de renos salvajes cruzara la carretera y se perdieran en el profundo bosque. Cuando por fin llegaron, era como ver una obra de arte. El hermoso lago estaba rodeado de árboles con colores otoñales, ya estaba cayendo la tarde y el clima se había puesto un poco más frío, así que se apresuraron para aprovechar el tiempo.

Namjoon alquiló un bote y ambos subieron con cuidado y Jimin no podía estar en su mejor momento. Conversaban y reían, se repartían besos en el rostro, algunas divertidas fotos por parte del menor, capturando cada segundo como si fuera el mayor de los tesoros y sobre todo descubriéndose un poco más, conociéndose y volviéndose cada segundo, un poco más íntimos.

Namjoon detuvo el bote en una zona donde en el horizonte, el sol bañaba el agua de colores naranja y amarillo, parecía no querer esconderse y el cielo rojizo cubría todo a su paso.

Jimin y Namjoon se quedaron por un momento solo contemplando la preciosa vista. El silencio era acogedor y el chico tan solo tenía gratitud para dar y sentimientos encontrados también.

— Estaba pensando desde hace unos días sobre el contrato. Y quiero darlo por terminado — Namjoon rompió el silencio y Jimin lo miró confundido.

— ¿El contrato?

— Así es. Ya no tengo por qué seguirte reteniendo pues tú corazón me pertenece. Y tengo que admitir que yo te pertenezco. Todo lo que tengo es tuyo y puedes hacer conmigo lo que quieras, te doy el poder — Namjoon respondió y Jimin al volver la vista al hombre se sorprendió al notar que tenía una diminuta caja de terciopelo negro con dos aros de plata. Se llevó las manos a la boca por la reacción y tan solo podía escuchar como tambor su corazón en sus oídos.

Los años sin tí ~ NamMinWhere stories live. Discover now