Capítulo IV

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En multimedia les estaré dejando la imagen referencia su Majestad el Señor de Bosque Real


—Tu mundo y el mío fueron creados bajo una gran magia, omnipotente y omnipresente, le brinda equilibrio a las cosas y su poder absoluto —señaló hacia el vitral de antes y empezamos a recorrerlo.

Grandes seres elementales capaces de dar vida, reinaban la tierra. Descansaban tranquilos sobre ella, pero se sentían solos, es entonces cuando uno de ellos sugirió crear vida inferior. Y así lo hicieron, y nosotros nacimos. Los primeros hijos, la Raza Elemental.

Y crearon a las diferentes razas. Cernios creó a la raza Forestal.Esta raza era quizás la más variada, Cernios creó a los Señores del Bosque o los elfos, hadas, duendes, gnomos, etc. Quería que su creación fuera enorme y los dispersó por toda la tierra.

Temis quizás fue la más sencilla en su actuar, la raza Oceánica estaba conformada por los Pescadores y las Damas de la Luna, de todas las razas los más pacíficos.

Helanis buscaba crear una raza superior y perfecta, y creó a la raza Angelical, conformada por los grandes señores del saber y el conocimiento Los Próximos y a Las Virtudes.

Por último Beletos, del fuego y la ceniza de los volcanes creo a la raza Infernal, los Grandes maestros del fuego y la fragua, y a las Tropa de Nera, una fuerza guerrera que guarda reposo eterno dentro del volcán de Beletos, por su capacidad de destruir y el poco respeto a la vida y el orden de lo natural, fueron encerrados en el infierno bajo el sello infernal.

Vivíamos en armonía y se respetaba el orden natural de la vida.

-¿Y la raza humana?- pregunté

—Sabes los dioses estaban conscientes de que sus primeros hijos eran perfectos, pero querían algo más. Tenían un miedo que no se respetara el equilibrio, y algún día se acabaron entre ellos, buscando el dominio sobre todo

—Es entonces que nos crearon —asintió y avanzamos hasta otra parte del vitral.

—Cernios tomó un poco de tierra de sus bosques, Temis le brindó del agua de sus manantiales e hicieron dos formas de barro. Pero a ambas les faltaba algo. Entonces Helanis tomó la ventisca más pura y las colocó en sus narices. Pero les faltaba vida, Beletos tomó una llama del fuego más virgen y la colocó en su corazón otorgándole la llama de la vida. Ellos fueron los segundos hijos de la Creación, la raza Humana.

Mandaron al hombre y a su acompañante a desperdigarse por el mundo, reproducirse y aprender de ella, respetar la ley y amar a sus hermanos. Es así que todas las razas, Elemental, Humana e incluso la Divina vivíamos en armonía. Caminábamos por esta vasta tierra como hermanos, gobernados por nuestros creadores.

Amapola de fuego y cenizas.Where stories live. Discover now