Capítulo 25

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•|20 de noviembre de 2020, Madrid, España|•

Creo que a Reyes casi le da un infarto, y a Carlos padre casi se le salen los ojos de las órbitas. No me extraña tampoco, pero me hace gracia su reacción. Aunque habría que haberme visto a mí el otro día, llorando desconsoladamente y negándome a aceptarlo. No quería admitir que aquello era real. Pero lo es. Estoy embarazada otra vez. No sé qué puto gen tiene Carlos porque su puntería es excepcional.

- ¿Es una broma? - Inquiere mi suegro.

- Ojalá lo fuera - murmuro en respuesta.

Carlos suspira a mi lado y me mira, con esos ojos de cordero degollado que tan bien sabe poner. Está acojonado, lo sé, pero él quiere esto, y no se lo voy a negar, porque en el fondo yo también quiero. Lo que me pasa es que no veo que sea el momento, creo que es demasiado pronto. Pero quiero tenerlo, estoy segura de eso.

- ¿Vosotros es que no sabéis qué es un puto condón? - Ruge el hombre mayor, levantándose con indignación.

- ¡Cariño! - Le riñe Reyes frunciendo el ceño.

- Ha sido un error, ¿vale? - Replica Carlos pasándose la mano por el pelo.

- Otra vez, ¿no? - El tono rudo del hombre no me gusta ni un pelo, y lo que dice a continuación termina de desagradarme por completo. - ¿Y acaso estás seguro de que es tuyo?

- Por Dios, papá, ¡claro que sí!

- ¿De veras? - Presiona mirándome con desconfianza.

Yo observo a ambos hombres con el corazón encogido en el pecho. Está claro que es de Carlos, pero la duda en sus miradas, incluso en los ojos de Carlos, me duele. La vergüenza me invade y abro la boca y la cierro un par de veces sin saber qué decir. Decir lo obvio, tener que demostrar lo que está claro, me ofende.

- ¿Ves? No te puedes fiar de alguien como ella - bufa el viejo Sainz, saliendo del salón.

Miro a Reyes en busca de apoyo, pero la mujer se centra en Dani, en seguir dándole el biberón.

- Allison - la voz de Carlos me llama dulcemente, y yo le miro reteniendo mis ganas de llorar y marcharme de allí. - Sé que es mío - asegura tomando mi mano. - No te preocupes...

- Esta vez estoy con tu padre - dice entonces Reyes, desconcertándonos a los dos. - Estáis siendo muy irresponsables, y no sé si puedo fiarme de alguno de los dos - explica con el ceño fruncido.

En su rostro se refleja a la perfección lo difícil que le es decir esto, pero por algún motivo, tengo claro que no miente.

- Mamá... - susurra Carlos lastimosamente.

- No, Carletes, esta vez no te voy a defender. Hoy no - la dureza de sus palabras se me clava en el pecho, y si a mí me daña oírlo, no quiero imaginar cómo se sentirá Carlos cuando es su madre la que lo dice.

Reyes suspira, porque obviamente a ella no le gusta esto. Mira a Dani, medio dormida en sus brazos, y veo cómo sus ojos se empañan.

- Esto no es lo que querías, hijo mío - dice entonces, y mi novio mira atentamente a su madre. - Querías una familia, y yo aquí solo veo caos - la mujer mira a los ojos a su hijo y la decepción reflejada en los de ella resulta insultante.

- Tal vez tengas razón, pero ¿qué quieres que haga? No puedo retroceder en el tiempo, no puedo dehacerlo todo. Y si pudiera, tampoco lo haría - admite tornándose serio, diplomático, como se muestra ante la prensa; completamente impasible.

- ¿Tú no vas a decir nada? - Inquiere entonces la mujer, y yo me encojo sobre mí misma.

No sé qué decir. Normalmente me limito a escuchar a los demás hablar, me limito a oír y quedarme callada. Tanto en las cosas buenas como en las malas. Y hasta ahora no me había dado cuenta de lo mucho que tengo que decir y lo poco capaz que soy de decirlo. Reyes quiere que hable, que no deje que Carlos me defienda sin más, pero no sé si realmente sé decir lo que siento y lo que pienso, porque me doy cuenta también de que llevo toda mi vida dejando que otros hablen por mí.

¿Me Elegirías A Mí? #2Where stories live. Discover now