〔 Capítulo 1 〕

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Los días en aquella extraña tierra que se hacía llamar Tortillaland nunca eran cosa normal o tranquila, de hecho eran muy contadas las ocasiones donde verdaderamente se podía caminar de forma tranquila entre ambos pueblos

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Los días en aquella extraña tierra que se hacía llamar Tortillaland nunca eran cosa normal o tranquila, de hecho eran muy contadas las ocasiones donde verdaderamente se podía caminar de forma tranquila entre ambos pueblos.
Y no era porque el lugar fuera peligroso (la mayor parte del tiempo) sino por todos los conflictos que ocasionaba los habitantes de ahí.

Se metían en peleas, iniciaban guerras, eran increíblemente territoriales y parecían responder a la mínima provocación, casi como animales. Pero sin dudas existían diferencias entre el Pueblo Verde y el Pueblo Naranja, y era algo que cierto castaño de bandana azul descubrió a la mala.

Para ojos de todos, él era Juan, pero pronto se dio cuenta que él no era el Juan que toda esta gente conocía. Parecía que en esta dimensión él era un ¿mago?, ¿y era el hijo de un tal Mofeta?
Dios, que dolor de cabeza le daba intentar averiguar la razón por la cual su otro yo llorón había escapado.

Juan Qubico llegó a esa dimensión sin saber realmente por qué, sólo sabía que estaba a punto de morir en su mundo y de repente ahí estaba, en una especie de palacio con riquezas, gente que lo quería y una vida perfecta para suplantar. No pudo haber pedido una mejor segunda oportunidad para esto. Si, definitivamente volvería a la iglesia porque sólo podía explicarse esto con un milagro.

Aprendió tan rápido como fue descubierto que tenía una ligera ventaja sobre todos los habitantes de las islas, y eso curiosamente era su arma. El objeto que lo condenó en su mundo ahora mismo lo estaba coronando como una persona poderosa en esa dimensión.
Sabía que tenía ventaja, y ¿por qué no aprovecharse un poco de esa nueva ventaja?

Se dedicó durante algunos días a lo que mejor sabía hacer, y eso era hacerse una fortuna a base de robar. Pero no podía darse el lujo de hacerlo en grande, tenía que ir poco a poco y honestamente eso lo estaba desesperando. Necesitaba sentir que realmente se estaba haciendo una fortuna, pero al paso que iba podría tardar demasiado tiempo. Y aunque no le molestaba la idea de quedarse ahí por un largo tiempo, no le emocionaba ser pobre y pasar dificultades en su tiempo donde se coronaba a sí mismo como el nuevo líder de Tortilla.

Ahora mismo, Juan se encontraba en el santuario, encerrando toda la fortuna que había tomado a fuerza de los demás integrantes. Mentiría si decía que se sentía mal de robarles lo poco que tenían, pero para ser honesto, todo lo que pasaba con la gente de esa dimensión no le podría importar menos.

—Ugh, esto parece mucho pero sigue sin ser suficiente.— Se habló para sí mismo, mirando su botín descansar en una de las mazmorras del lugar.- Si realmente quiero sentirme un rey necesito llenar esto con oro, y rápido.

Juan no era alguien paciente, le gustaba tener lo que quería de forma rápida, odiaba demasiado sentir que se quedaba estancado en algo y que no resultara como él quería. Eso aplicaba en cualquier aspecto, ya sea a la hora de hacerse con riquezas o en temas más... Personales.

〔Why'd It Have To Be Him?〕; SpruanWhere stories live. Discover now