〔 Capítulo 2 〕

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El día que todo se vino abajo en el mundo de Spreen él ni siquiera estaba presente, de hecho, no se enteró de todo el desastre que se había formado hasta tiempo después, cuando ya era tarde

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El día que todo se vino abajo en el mundo de Spreen él ni siquiera estaba presente, de hecho, no se enteró de todo el desastre que se había formado hasta tiempo después, cuando ya era tarde.

Spreen había salido ese día, había estado minando materiales y recursos para su negocio y ciudad, se había estado expandiendo lo suficiente como para poder verse más extenso, y reclamar territorio, eso le tocaría los huevos a Jacky y Focus.
Estaba pensando firmemente que nada podía salir mal, ese día en particular estaba de buen humor y se encontraba tranquilo, cosa rara en él puesto que no era muy común verlo así de relajado con todas las cosas de las que tenía que hacerse cargo como cabeza de su propia ciudad.

Quizás fue esa la señal que debió haber tomado en cuenta, ya que al ser tan poco común para él tomarse un descanso y sentirse sin presiones era extraño, demasiado extraño. Sin embargo ignoró todo lo inusual que hubo ese día hasta que finalmente la noticia le cayó como si le hubieran tirado, no un balde de agua, sino un ladrillo a la cabeza.

Spreen se enteró de la desaparición de Juan gracias a su empleado, Carola, quien iba discutiendo con Génesis sobre ir al santuario del mago a asegurarse que estuviera bien. Fue aquello lo que llamó su atención de una forma poco grata, ¿por qué Juan necesitaba que se asegurarán de que estuviera bien?
Fue entonces cuando una repentina preocupación lo golpeó, ¿estaba en problemas acaso? Por mucho que le costara aceptarlo, Spreen se preocupaba por la seguridad del mago, siempre estando atento a cualquier cosa que pudiera pasarle, y ese día no fue la excepción.

Podía negar todo lo que quisiera sobre su interés en Juan y en cómo se preocupaba por él, no, no, ni de chiste le preocupaba el mago. Y aún así en cuanto la idea de que el castaño estuviera en peligro llegó a su mente tomó sus elitras y salió disparado hacia el santuario del mismo.

La primera señal de que algo malo había pasado era la lluvia que no paraba, sabía que el estado anímico de Juan afectaba el clima del Pueblo Verde, si estaba enojado o triste explicaría que la lluvia no tuviera indicios de que pararía pronto.
Aterrizó con cuidado en la entrada, dándose cuenta de la barricada con piedra en la puerta, además, por si no quedaba claro, el enorme cartel de "cerrado" en esta.

Spreen quiso creer que el hechicero solamente estaba siendo dramático y que en realidad no tenía nada de qué preocuparse, que después de un par de horas estaría bien y volvería a ir a su pollería a ser un rompe bolas, quizás fue por eso que se robó su bastón, porque tenía la esperanza de que cuando notara su ausencia su atención volviera a estar dirigida a él; tal vez así podría preguntarle sobre lo que había pasado, y podría invitarle el pollo que se comiera de nuevo porque el hechicero se negaría a pagarle, y se insultarían y todo estaría normal.

Pero no fue así.

Juan no apareció al cabo de unas horas, ni al anochecer, ni al día siguiente, ni al par de días. Esa fue la segunda señal de que algo estaba mal.

〔Why'd It Have To Be Him?〕; SpruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora