Luego de todo el desastre que fue para Juan el enterarse que era hijo del Profeta, sus poderes lo llevaron a otra dimensión.
¿Cuál es el problema de esto? Que en su mundo dejó a otro Juan, uno que está ahí para sembrar el caos.
『 - Se shipean cubito...
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Habían pasado un par de horas luego de la conversación que el empresario había mantenido con la versión alternativa del hechicero, y la verdad era que comenzaba a sentirse algo culpable por sus palabras. No se arrepentía de haberle dejado en claro las cosas, pero sentía que tal vez pudo haber sido más suave respecto a todo el asunto, después de todo el otro Juan no era como si hubiera tenido planeado ilusionarse con él.
Se encontraba frustrado, sobrepensando, era algo que detestaba de sí mismo. Podría no haber cometido algún error grave y aún así su cabeza se las arreglaba para hacerlo sentir tan culpable consigo mismo hasta el punto de obligarlo a apartarse del mundo por creer que de esa forma evitaría hacer más daño.
Y para Spreen ya era una costumbre hacer eso, desaparecer de repente cuando sentía que sus emociones se apoderaban de su razonamiento, y también parecía que su mejor amiga tenía una especie de alarma para saber con exactitud cuándo sucedía esto, pues antes de siquiera pensar en escapar la chica castaña ya estaba fuera de la puerta de su oficina, pidiendo permiso para entrar.
Él abrió la puerta, y ambos tomaron asiento en los sillones que se encontraban en la oficina del híbrido.
-¿Qué sucedió?- Preguntó ella, refiriéndose a todo el asunto con Juan Qubico.
-¿Qué pensás vos? Le dije que no podía estar con él.
-¿Y se lo tomó bien?
-No. ¿Ves la ventana rota? Le dio un tiro y luego se fue, no quise ir a ver si estaba bien porque ya el pibe se veía bastante mal y no quería hacer más daño.
-No, no, un segundo- Mayichi le miró preocupada, pidiéndole a su amigo quitarse la máscara para poder ver sus expresiones; había algo que no le gustaba en su tono de voz.-, tú no lo heriste; y si a esas vamos él también hizo cosas para que tú te sintieras mal.
-No es una competencia por ver quién lastima más a quién Mayichi, y de cualquier forma no debí hacerlo.
-¿Hacer qué?, ¿ponerle límites?, mira que a mí parecer le habrías hecho más daño dejando las cosas como estaban.
-No lo creo... No debí haber abierto la boca.
-Spreen, no.- El híbrido sintió a la castaña tomar sus manos, mientras él hacía un esfuerzo sobrehumano para evitar mirarla a los ojos, sabía que si lo hacía se desmoronaría.- Tú no tuviste la culpa de que rechazarlo lo hiciera sentir mal, esas cosas pasan, y es cosa de cada quién aprender a lidiar con ello; no te puedes hacer responsable del sufrimiento ajeno.
-Vos te haces responsable de mi sufrir, siempre que me pongo para la mierda estás aquí.
-Pero es diferente tío.- Mayichi tomó con cariño la mejilla de su amigo, logrando que por fin la mirara a los ojos, y sintió pena al ver que los ojos plateados de su amigo se cristalizaban con amargas lágrimas que estaba ocultando.- Yo siempre estoy aquí cuando estás mal porque eres mi amigo y me preocupo por ti, pero eso no significa que yo vaya a tomar responsabilidad de tus dolores. Estoy como apoyo, no como salvadora, y eso lo has de saber bien que nunca dejas que te ayuden con tus problemas, orgulloso hijo puta.
