Los barrios bajos

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Capítulo 11

No despertó hasta un par de horas más tarde,  su cuerpo estaba  relajado y muy cálido por el abrazo del mayor, dormido encima de su gran pectoral tan cómodo que dudó en siquiera hacer un esfuerzo por levantarse, estiró las pequeñas alitas separándose del abrazo, moviéndose despacio para no despertar a Enji. 

Era un hombre tan guapo cuando estaba relajado y satisfecho por el sexo, miró su rostro  grabando su imagen y le dio un casto beso en los labios, apenas una caricia. 

Le dolía todo, el trasero era lo que más punzaba, tendría que comprar pastillas para el dolor y para desinflamar, con pasos vacilantes se levantó sobándose la espalda baja caminando al baño sintiendo que restos del semen comenzaban a resbalar y mojar en gotitas el suelo. 

-Fabuloso...-murmuró negando suave.

Enji no supo en qué momento se quedó dormido, despertó de golpe y estaba solo, entró en una pequeña crisis, creyendo que en algún momento había soltado al otro, buscó rápidamente levantándose desorientado, pero no había ningún pajarillo en la oficina, escuchó el correr del agua y tocó la puerta.

- ¿Kei?... ¿Todo bien?, ¿necesitas algo? - preguntó el pelirrojo desde afuera.

-¡Entra! está abierto-le dijo alzando la voz,  acababa de sacar todo el semen de él, no era algo que quería que Enji viera así que estaba más cómodo después de limpiarse y tener el cuerpo libre de fluidos. -Ven a bañarte conmigo-le propuso con una sonrisa al verlo entrar, estaba mucho más animado gracias al agua caliente y a lo joven que era, porque podía reponerse rápidamente.

-Vi en el espejo todas las marcas que me hiciste -le dijo bajo el chorro de agua, en la piel clara tenía el cuello, las clavículas, los hombros y el nacimiento de las alas lleno de mordidas y chupetones, estaban tan rojas y eran tan abundantes que bien podrían pasar por golpes de alguna pelea, excepto aquellas que tenían claramente la forma de dientes.-Va a ser difícil ocultarlas de mis compañeros estoy pensando bañarme muy temprano o muy noche-le dijo pensando en ello recordando las palabras de Touya sobre que sus compañeros pensaban que era promiscuo y que tenía sexo con alguien posesivo.

-Agradezco que Touya no esté en los dormitorios, porque no se que excusa le pondría, básicamente solo tiene que ver el agarre para saber que tiene el tamaño de tu mano-le dijo riendo acariciandose de las caderas al trasero, su entrada aún estaba pulsante y floja por la actividad así que se masajeaba para darles alivio mojándose bajo el agua, agitó la cabeza como un pajarito bañándose en una fuente. 

Entró cuando el más joven lo invitó, cerrando la puerta detrás de él y bueno, si necesitaba una ducha, así que se movió hasta llegar con el otro, quien hablaba de algunas marcas que había dejado.

-Bueno... No es como si mis hijos me presten atención, pero  Touya sospecharía de alguien mayor - dijo el pelirrojo antes que sus ojos se fueran a lo que hacía el otro- ¿Necesitas ayuda?- preguntó mitad cooperativo, mitad ganas de tocarlo, ese chico no sabía lo que le provocaba. 

-Tus hijos están completamente al pendiente de ti, nada de lo que hagas les pasa desapercibido, así que deberías tener cuidado y ser discreto-le aseguró  pensando en Natsuo, lo curioso, analitico y sagaz que era, lo fácilmente que le había engañado y enganchado con información para confirmar sus suposiciones y sospechas. Recordó sus palabras y advertencias. El saber que existía una persona más adecuada para Enji le impulsó a rogarle al mayor a consumar el acto, no había planeado tener sexo en su oficina, claro que no, pero sentia que su tiempo con el mayor era demasiado limitado para pensar en consecuencias. 

Notó el tono de voz de su ofrecimiento y sonrió provocativo olvidando el pensamiento fatalista para mandarlo a un rincón de su mente, soltó su trasero con un apretón sensual  haciendo rebotar la carne al notar donde estaban sus ojos -¿Me lavas?-le preguntó coqueto mirándole por sobre su hombro, volteando a abrazar su cintura  y acariciar su espalda. 

Llámame HawksDonde viven las historias. Descúbrelo ahora