Clase de gimnasia

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Capítulo 7

Llegó a su cuarto, cerró la puerta con seguro y de haber podido habría incluso puesto algún tipo de barrera, se quitó la ropa y la aventó al piso, cosa que nunca hacia, era demasiado metódico, pero tenía que apurarse, fue directo al baño, abrió el grifo de la ducha y aun cuando el agua solía relajarlo, su erección no bajaba, no podía evitarlo, no cuando aun podía verlo en su memoria, oírlo y sentir el fantasma de su piel en sus dedos...sus dedos...

Gruñó antes de mover su mano a su propia hombría y aun siendo algo que juro nunca hacer, comenzó a auto complacerse, cerró los ojos para recordar cada cosa que había podido ver y que hacía que su mano se moviera contra la piel de su miembro.

Terminó, se jabonó, se secó y decidió acostarse en la cama después de ponerse solo unos boxer color azul marino, hubiera sido perfecto solo dormir, pero no pudo, no inmediatamente, sabía que lo que había hecho no era bueno, no estaba bien, definitivamente no, pero no podía llorar sobre la leche derramada, debía ver qué acciones tomar en el futuro.

En algún punto se quedó dormido y se despertó religiosamente a la misma hora de siempre, se levantó, se vistió, tomó su ropa del suelo y la guardó en la maleta que llevaba para después salir de ahí y moverse a la pequeña cocina donde algunos chicos pasaban, saludaban y se iban a sus clases, él estaba preparándose un café, ese día iría a su agencia y volvería más tarde a dar dos clases, pero por el momento podía disfrutar de unos minutos con su café.

En su habitación Hawks se despertó adormilado, después de todo era un adolescente que debía dormir sus ocho horas y al no hacerlo su cuerpo le pasaba factura.

Bostezó poniéndose el pijama olvidado en el suelo, preparando su uniforme y su neceser.

El baño estaba repleto, los demás ya se estaban duchando, habían miradas sobre él, la broma del uniforme de mujer solo acrecentó la atención del resto, al parecer los que no le habían notado ahora lo hacían, y cuando se quitó la ropa las miradas solo se intensificaron, tenía una gran marca posesiva en el cuello, vestigio de la noche anterior.

Avergonzado se cubrió con las alas y se metió a la ducha para lavarse el cuerpo a conciencia, recordando que a su sensei le gustaba el aroma a miel de su gel de baño y shampoo, se rió sarcástico pensando que al menos no había entrado a los baños escurriendo semen entre las piernas.

Limpio y con la piel rojiza por el agua caliente, salió escurriendo gotitas para cambiarse, al menos sus cosas seguían ahí, seguramente su sensei los había puesto en cintura y no volverían a hacerle bromas.

Se cambió sintiendo las miradas descaradas de los demás, abrochando la camisa hasta el último botón para ocultar las marcas, colocó la corbata, para sus compañeros era toda una diversión verlo, el uniforme de chica solo reforzó la creencia colectiva de que era "bonito", con el cabello rubio, la piel blanca y los pezones rosados. Que se mostrara de forma tan descarada y abiertamente sexual, hacía que los demás se sintieran inevitablemente atraídos, algunos por asco, otros por morbo y unos más por curiosidad.

Se colocó los zapatos, se cepillo los dientes y se peinó el cabello colocando un par de aretes con una piedra azul que le recordó a los ojos de su sensei.

Tomó sus cosas y salió de ahí para ir por su mochila a buscar desayuno, encontrándose con su maestro.

-Buenos días sensei- le dijo con una sonrisa mirándolo beber su café, acercándose a él.

Su café no era tan bueno, estaba pensando en eso, lo cual era más sano que recordarse así mismo atacando a un estudiante y monopolizando, si, se iba a ir al infierno ... bueno, tal vez desde antes tenía un lugar apartado, pero ahora estaba completamente seguro que ardería en el.

Llámame HawksWhere stories live. Discover now