Los días pierden sentido

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Félix observó el nombre de la estación del metro más próxima al apartamento donde vivía con Seungmin y Hyunjin. En sus ojos se marcaban las orejas de las noches sin dormir, de los días sin descansar y de las lágrimas derramadas.

En un pasado, hubiese estado solamente tres días separado de Hyunjin, pero este rompimiento era el definitivo. Si no escapaba, estaría anclado a sus sentimientos por Hyunjin toda la vida. La verdad era que Félix deseaba ser amado de una manera en la que Hyunjin no podía hacerlo. Quería a una persona solo para él, que lo cuidara a él, que le entregará su corazón y su alma. Quizás era egoísta, pero ya no iba a esperar más de Hyunjin. Y aunque amaba también a Seungmin, no podía evitar recordar los días donde eran solo dos.

Quería ser dos. Su corazón abierto y herido recordaba como Hyunjin disfrutaba de Seungmin como lo hacía con él. Soportó todo hasta que se hizo insostenible. No iba a pedirle a Hyunjin que dejara a Seungmin porque sabía que le gustaba, así que lo mejor era hacerse a un costado con el pensamiento de que ambos se tenían entre ellos y estarían bien por su cuenta, sin él.

No quiso decir adiós porque Hyunjin iba a convencerlo de lo contrario. Él tenía ese poder sobre su alma, que desgarrada y vacía lo seguiría a todos lados sin importar qué. Un círculo, un círculo de costumbre y agonía que logró romper con su huida.

Pero Félix no sabía que el círculo no se quebraba simplemente con la distancia.

—¿Lee Felix? —una voz lo hizo despertar de sus pensamientos.

Cuidadosamente, una mano sujeto de su brazo y lo arrastró hasta la salida del vagón cuando las puertas se estaban cerrando.

Félix, perdido, se dejó llevar sin entender bien que estaba sucediendo. Reconoció el rostro de Chan, que lo liberó una vez ambos se encontraron en el andén.

—¿Qué sucede? —preguntó el pecoso, confundido por la acción ajena.

—Esta es la estación de bajada para llegar al apartamento ¿No vas a casa? —cuestionó el de hoyuelo bonito.

A casa. Claro que iba a su casa. A su casa junto a Hyunjin y Seungmin, donde dejó sus mejores años y los buenos recuerdos de un yo del que se sentía orgulloso.

Sus ojos se nublaron. A casa, era hora de regresar a casa, de pedirle perdón a Hyunjin, de dormir junto a él, de permitir que destrozara un poco más su espíritu con esa indiferencia de su mirada.

No se imaginó que los brazos de Chan serían tan cálidos cuando sintió como su abrazo lo envolvía por completo. Se permitió ser débil y lloró, lloró amargamente en esa estación por ese amor que no se atrevía a dejar ir, por los recuerdos que no iban a regresar y por ese Hyunjin que amó, pero que ya  no habitaba su cuerpo.

El adiós silencioso era más doloroso que el adiós hablado.

Chan lo acompañó hasta su casa. Compró algunas botellas de soju y snacks. Bebieron por largo tiempo. Y mientras Félix dormía, robó un beso de sus labios.

❝ Tres ❞  -  「hyunminlix」Where stories live. Discover now