4: Decisiones

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Él sonido de las gotas de lluvia caían frenéticamente; empañando el espacioso ventanal de enorme de su departamento. La cuidad parecía estar afixiada en una extensa lluvia qué, según el pronóstico, era característico de la próximas e inesperadas lluvias.

Al llegar, Yoongi, por primera vez en sus treinta y cinco años de vida, no tenía la menor idea de qué hacer. No lo suficiente y mínimo para aplacar las dudas de su interior, ni la nube negra encima de su preocupación y tristeza. No sólo era toda la cuidad de Seúl cubierta en la negatividad, también lo era él, su mente, y corazón.

¿Cómo se supone debería asimilar lo que había visto horas antes? ¿Sus sentimientos realmente estaba tan fuertes como la primera vez? No solo era el reencuentro, también lo era la nuevamente la cercanía, Taehyung, nuevamente en Seúl, después de meses sin saber más de él, ¿qué pasaría? Por fin podrían hablar de todo, eso era un punto definitivo, pero ¿sobre sus sentimientos, de la conclusión de relación, de poder sanar y cerrar lazos o de...?

Aún era difícil asimilar aquella imagen en Taehyung.

Nunca es algo qué esperó el mayor, qué pensó o proyectó alguna vez. Saberlo, pensarlo, y preguntarse, fue un desborde para su cordura total. Así qué, llegando tan rápido de su departamento, tan aturdido, fue directo a tomar una copa.

Min Yoongi definitivamente nunca había sido fan de desahogarse con alcohol; específicamente, de ninguna sustancia que lo llegara a olvidar incluso de quién era por un día, aunque llegara a necesitarlo tanto.

Durante toda su infancia y adolescencia, siempre pensó y decidió que alcohol y el cigarro nunca formarían parte de su vida como estuvo presente en su familia. Sin embargo, nunca se negó en agregarlo poco a poco en algunas ocasiones. Solía tomar una o dos copas de algún licor de su gusto, como lo era; el vino, champagne, o un whisky, que realmente pudieran endulzar su paladar por él sutil y suave sabor qué podía tener.

Tenía una reserva de diferentes licores para invitados, y ocasiones especiales, pero nunca para uso excesivo personal.

Al llegar, en lo único que pudo pensar, fue desahogarse, y olvidar por primera vez en treintaicinco. Tomó la primer botella que encontró, tan rápido que ni siquiera se tomó el tiempo de ver que era específicamente, y la disfrutó después de mucho tiempo por varias copas de vino, y la avalancha de conclusiones y pensamientos en cada trago.

Su corazón estaba frenético, y pesado, latiendo ante cada recuerdo que proyectaba su mente sobre su día tan emocional y sentimental se había vuelto en pocas horas.

Llegar a casa fue demasiado sofocante en cuando la completa soledad se manifestó. Él inexistente ruido lo recibió, con la fría corriente de aire que congelaba todo a su paso. Nunca le importó lo grande y espacioso que era, ni la poca actividad que había en este, pero supo, como hecho, que en cuanto Taehyung llegó a vivir con él, su hogar pasó a ser el lugar más cálido, alegre y seguro en el jamás había estado alguna vez.

Realmente pudo sentirse como su propio lugar seguro; reconfortante.

La atmósfera de miel sobre hojuelas dejó de sentirse en cuanto las cosas entre ellos acabaron repentinamente, y la realidad azotó como culpa total. Ya no era un lugar seguro. Ya no lo sería sin él. 

Yoongi no fue lo suficiente valiente para tener el valor de arreglar las cosas, o aclararlas entre el menor y él. Su principal objetivo era acabar en buenos términos. Él tenía claro que aunque quisiera, la relación no daría a mucho. No con tantos conflictos, roces, y poca comprensión mutua. Y tanto para la estabilidad de Taehyung como la suya, era mejor hablarlo y siendo sincero uno con el otro para terminar sanamente.

Just one day › YoontaeWhere stories live. Discover now