10: Último recurso.

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Incluso con la esperanza presidiendo a Yoongi, las pesadillas persisten atormentándolo cada momento que duerme, lo que le hace desarrollar el hábito de quedarse despierto hasta la madrugada, utilizando ese tiempo en leer cada libro que encuentra de su colección.

Al principio, la lectura era uno de sus pasatiempos que tenía innato. Desde niño, Yoongi tenía esa pasión por el aprendizaje. En la adolescencia, se desarrolló más en su curiosidad por el mundo.

Así que, con esa misma pasión que había tenido durante años, comenzó a indagar todos esos temas que eran de su interés después de no poder conciliar el sueño al llegar a casa.

No había una explicación real. Quizás era el estrés, el trabajo mismo o simplemente que no encontraba la paz para descansar lo suficiente.

Es así, cuando en ese fragmento de situaciones, termina con su impresionante biblioteca en dos meses y envía sus asistentes a buscar más. En ese extraño hábito, era la compatibilidad que tenía por fraccionar el tiempo con la realidad.

Tal vez, a veces los expedientes que veía todos los días podían compensar la necesidad de lectura, pero al final, nunca era lo mismo.

—¿Estás seguro de que tendrás tiempo suficiente para terminar de leerlo?

Yoongi voltea, viendo a Seokjin saludar desde la puerta. Nuevamente, las manias de no tocar antes de entrar e ir directamente a su oficina sin importarle su privacidad. Es molesto, pero Yoongi nunca puso una queja real ante las acciones de Seokjin.

El hombre más alto entra viendo a su amigo sentado en el sofá. En ese mueble sofisticado que iba a acorde con toda la oficina y gritaba la personalidad de Yoongi. La estantería de atrás perfectamente acomodada y el libro un tanto grueso y extendido que tenía Yoongi en sus manos, llama su atención.

Los ojos de Yoongi lo mira fastidiado, pero Seokjin desvía su atención saludando frenéticamente.

— Pensé que ya te habías ido a tu departamento, pero nunca contestaste el teléfono — Continúa el mayor de los dos —. Así que supuse que aún estarías aquí.

Yoongi deja el libro en la pequeña mesa de café a lado del sofá que usa normalmente para su lectura dentro de su oficina. La posición en la que deja el libro hace complicado leer la portada, sin embargo, Seokjin es más rápido.

— "¿Manual para padres primerizos?" — Dice Seokjin, con voz burlesca —. Buena lectura.

Yoongi tuvo la tentación de arrojarle un cojín a la cabeza y luego exigirle que salga, pero negó a tener que renunciar su comodidad y  gastar tanta energía en ello.

Jin toma asiento en el sofá. Tan cómodamente que Yoongi se cuestina que tanto respeto tiene él mayor hacia el, aunque solo sea el grande de los dos por tres meses.

— Esa cara solo me confirma que nuevamente te mandaron a la mierda — Cuando toma asiento, Yoongi aún mantiene el silencio —. ¿Y bien? ¿Qué harás ahora?

Yoongi se mantiene en silencio.

Probablemente esa es la respuesta más sincera y real que pueda formular. Pero se niega a quedarse entre esa incertidumbre. El sabe, tiene que saber que hacer, pero no puede decirlo.

No puede quedarse así.

— Creo buscándolo incluso debajo de las piedras es una buena opción — La reflexión parece tentadora —. Deberías hablar con sus amigos, tal vez se apiaden y acepten ayudarte

— No creo que quieran decirme nada—  En este caso, la respuesta es inmediata—. No mantuve mucho contacto con ellos.

— Bueno, sí está aquí en Seúl, es más fácil volver a verlo.

Just one day › YoontaeWhere stories live. Discover now